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El misterio da la civilización
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No obstante, el Creador había de pagar el rescate y
recuperar a sus futuros hijos espirituales. Dios no se propuso
redimir, corregir y recuperar a
la
humanidad en ese momento.
La
fundación del mundo
Cuando Adán pecó, Dios le vedó al mundo en general
todo acceso al árbol de la vida. Esto continuará hasta que el
segundo Adán, Jesucristo, deponga a Satanás y asuma el
trono de la tierra.
No puede haber ley sin una pena por su infracción.
La
pena por el pecado humano es la
MUERTE.
La pena de muerte
estaba dictaminada sobre Adán y todos sus hijos, y era
preciso pagarla. No había escapatoria. Satanás debió mirar
con satisfacción maligna su aparente éxito. Debió pensar que
había frustrado el propósito de Dios, que era destronarlo a él
y restaurar el gobierno divino. Sin duda, todos los hijos de
Adán caerían bajo la pena de muerte, pues todos pecarían.
Probablemente ni el mismo Satanás comprendió que aun
así Dios salvaría a la humanidad y lo quitaría a él del trono
de la tierra.
En ese momento de
la
fundación del mundo se dispuso
que Jesucristo, como el "Cordero de Dios", habría de morir
pagando así la pena por todos los pecados de la humanidad
(Apocalipsis 13:8). Este sacrificio de sustitución estaría con–
dicionado al arrepentimiento y la fe. Dios también dispuso
entonces que todos los hijos de Adán habían de morir, pero
que luego resucitarían para ser juzgados (Hebreos 9:27). Así
como en Adán todos han de morir, en Cristo
TODOS
recobra–
rán la vida mediante una resurrección de la muerte con el fin
de ser juzgados
(1
Corintios 15:22).
No obstante, ninguno podía nacer de Dios hasta que se
le hubiera infundido el carácter espiritual santo y perfecto de
Dios, por elección propia y mediante una vida de cumpli–
miento.
Dios fijó un término de 7.000 años para llevar a cabo su
PROPÓSITO SUPREMO
y original de reproducirse por medio del
hombre. Era un extraordinario
PLAN MAESTRO
para cumplir
su
PROPÓSITO
aquí en la tierra.
Llevamos casi 6.000 años de una civilización que llama–
mos el mundo. Ha sido un mundo en cautiverio. Se convirtió