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El misterio de los siglos
Ahora llegamos al misterio de la Iglesia. ¿Por qué ha de
existir la institución eclesiástica en el mundo? ¿Tendrá algún
propósito oculto quizá aun para el cristianismo tradicional?
La
verdadera Iglesia, ¿sigue siendo la misma que Cristo
fundó, o está compuesta ahora de muchas sectas y denomina–
ciones diferentes? ¿Está la Iglesia bien organizada bajo un
patrón creado por Jesucristo? ¿Hay gobierno y autoridad en
la Iglesia? ¿Es una organización grandísima compuesta de
muchos millones de miembros, o es un grupo pequeño y
perseguido? ¿Cómo se puede reconocer a la verdadera Iglesia
hoy?
Por último, ¿por qué está envuelto en el misterio lo que
es el reino de Dios? El mensaje evangélico de Jesús fue el
"reino de Dios". ¿Es el reino de Dios algo que está dentro de
cada persona? ¿Es algo que se puede establecer en el corazón
de los hombres? ¿Es la Iglesia, o es algo enteramente dis–
tinto? ¿Por qué es un misterio el evangelio mismo de Jesu–
cristo?
Estos son los
SIETE GRANDES MISTERIOS
que tocan la vida
de cada hombre y mujer sobre la tierra.
La
pura verdad acerca
de estos misterios se revela en la Biblia, mas parece que ni
las iglesias ni los teólogos la han comprendido.
¿POR
QUÉ?
La Biblia es el misterio fundamental. Si uno la lee de
comienzo a fin, puede terminar perplejo. La Biblia no se
puede leer como se leen otros libros. Es un misterio por
tratarse de un libro escrito en cifra. Es como un rompecabe–
zas con centenares de piezas de formas diversas que sólo se
pueden unir de una manera. Las verdades de la Biblia se
revelan un poquito allí, otro poquito allá, dispersos de princi–
pio a fin, y se aclaran sólo mediante el Espíritu Santo que
está en aquellos que se hayan entregado y sometido a Dios
dispuestos a confesar sus errores y males, deseosos de
CREERLE
a Cristo, la Palabra viviente de Dios. Jesús fue la
Palabra en persona; la Biblia es la misma Palabra impresa.
Nadie puede recibir el Espíritu Santo, único capaz de
abrir la mente del hombre y darle la capacidad de entender
la Palabra de Dios, si no se ha arrepentido profundamente y
si no cree implícitamente en Cristo y en lo que Cristo dice.
El arrepentimiento es posible sólo cuando se reconoce el