Página 195 - Spanish

Versión de HTML Básico

El misterio de la Iglesia
181
el universo. Se describe en detalle en el capítulo 4 del Evan–
gelio de Mateo.
La titénica batalla de los siglos
Jesús ayunó 40 días y 40 noches. No ingirió comida ni
agua, pero en su debilidad tísica se fortaleció espiritualmen–
te.
Satanás se valió de sus poderes de engaño más hábiles
y sutiles. Debió pensar que podía conquistar y vencer a Cristo
espiritualmente. Satanás bien sabía que su lucha era por
impedir que lo destronaran.
Dirigió el primer golpe hacia los puntos que le parecieron
más vulnerables tísica y espiritualmente. Un hombre que no
había ingerido agua ni alimento en 40 días seguramente
estaría tan débil que cedería ante cualquier tentación de
comida. Y al mismo tiempo, la debilidad espiritual más vul–
nerable es la
vANIDAD.
"SI ...", dijo Satanás tentándolo con aquella palabrita
tan despectiva y tan eficaz:
"SI
eres Hijo de Dios". Un
hombre cualquiera se habría sentido ofendido, indignado.
Habría respondido desafiante: "¿Cómo que
SI
soy el Hijo de
Dios? ¡Te mostraré que soy el Hijo de Dios!"
En esta primera arremetida Satanás dijo: "Si eres Hijo
de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan" (Mateo
4:3). En otras palabras: "El Hijo de Dios puede hacer mila–
gros. DEMUÉSTRAME que eres el Hijo de Dios. Estás medio
muerto de hambre. Haz un milagro. Consigue alimento me–
diante un prodigio". Pero Jesús se limitó a responder citando
y obedeciendo la Palabra de Dios: "Escrito está: No sólo de
pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca
de Dios" (versículo 4).
Jesús no se había dejado vencer por este primer golpe,
pero Satanás insistió. Llevándolo a Jerusalén, lo puso sobre
el pináculo del templo y siguió poniendo en
DUDA
el hecho de
que fuera el Hijo de Dios.
"SI
eres Hijo de Dios, échate abajo;
porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En
sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en
piedra" (versículo 6). Ahora Satanás citó las Escrituras, pero
las aplicó
erróneamente,
torciendo su significado, tal como
hacen tantos eruditos influidos por él.