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El misterio de la Iglesia
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amigo, pero el amigo se ha endeudado enormemente y ha
cometido un crimen. Aunque se arrepiente profundamente,
no puede salvarse de la cárcel por el robo cometido. Sintiendo
compasión por su amigo, el hijo paga la sanción con su propio
dinero. La deuda de su amigo culpable queda PAGADA, y ya su
culpa, su enorme obligación, no está sobre él. ¡El amigo ha
quedado libre de su obligación y de la sanción!
Toda la humanidad siguió a Adán y trajo sobre sí
la
PENA
DE MUERTE. Antes de que Jesús (el Verbo), ahora el Hijo de
Dios, pudiera fundar su Iglesia, los llamados a salir del mundo
para entrar en esa Iglesia tenían que librarse de
la
PENA DE
MUERTE de modo que pudieran heredar la VIDA ETERNA.
Una de
las
razones por las cuales Jesús vino como
hombre a
la
tierra fue PARA PAGAR ESA PENA DE MUERTE, no
sólo por los llamados a su Iglesia sino también para librar a
TODA LA HUMANIDAD a su debido tiempo.
Pero como la PENA CAPITAL que Él pagaría en lugar
de
la
humanidad pecadora necesariamente pondría FIN a su vida
humana, la pagó como su último acto humano después de
cumplir todos los demás propósitos de su vida en la tierra.
Esto le da al lector una idea de
¡CUÁN GRANDE
es
aquel Jesús que vino a fundar la IGLESIA DE Dios!
Recordemos que si bien Jesús empezó su ministerio
terrenal a los 30 años de edad (de su vida HUMANA), Él era
el ETERNO, el que SIEMPRE había existido. ¡Cuán GRANDE era
esa vida humana de 30 años!
Y este Jesús, criado en la ciudad de Nazaret, había
resistido y vencido a Satanás desde su nacimiento humano.
Había rechazado el camino egocéntrico del "OBTENER", y en
el momento de la formidable confrontación final SE MOSTRó
APTO para RESTABLECER el GOBIERNO DE DIOS y para instaurar
el REINO DE DIOs en la tierra para administrar ese gobierno.
Jesús, el segundo Adán, tuvo éxito allí donde el primer Adán
había fracasado.
Pedro: titulo de liderazgo
Inmediatamente después de la batalla decisiva en la que
Jesús venció a Satanás, dos discípulos de Juan el Bautista
vieron a Jesús y éste les dijo que lo siguieran hasta su casa.
Uno de ellos era Andrés, hijo de Jonás; tenía un hermano que