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El misterio de los siglos
esgrimir para apoyar su doctrina. Este pasaje aparece en
1 Juan 5:7-8 y lo ponemos entre corchetes en la siguiente cita:
"Porque tres son los que dan testimonio [en el cielo: el Pacb:e,
el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son
los que dan testimonio en la tierra]: el Espíritu, el agua y la
sangre; y estos tres concuerdan". Las palabras que se encuen–
tran entre corchetes fueron agregadas por quienes publicaron
la traducción de la Vulgata, probablemente a comienzos del
siglo cuarto. No aparecen en
ninguno
de los manuscritos
anteriores. Se agregaron a la Vulgata en el calor de la contro–
versia entre Roma y el Dr. Arrio y el pueblo de Dios.
Los comentarios bíblicos explican que estas palabras
jamás formaron parte del manuscrito del apóstol Juan ni de
las primeras copias del mismo. En sus tres epístolas y en el
Apocalipsis el apóstol Juan habla del "Padre y ... su Hijo"
(1 Juan 1:3), pero nunca del "Padre y el Verbo" excepto en
esta porción espuria de 1 Juan 5:7-8.
El archiengañador Satanás tuvo una razón para querer
agregar este versículo a la Vulgata, el cual ha pasado a
muchas versiones modernas. La doctrina de la trinidad anula
por completo el evangelio de Jesucristo. Este evangelio es el
MENSAJE que Jesucristo trajo de Dios el Padre, ¡la buena
nueva acerca del venidero REINO
DE
DIOS! Esto es lo que
Satanás MÁS desea suprimir y acabar. A medida que prosiga–
mos, esto se hará más claro.
Cierto evangelista muy conocido dice: "Cuando empecé
a estudiar la Biblia hace años, la doctrina de la trinidad fue
uno de los problemas más complejos que hube de afrontar.
Nunca lo resolví completamente, pues contiene un aspecto de
misterio. Aunque no lo entiendo plenamente hasta el día de
hoy, lo acepto como revelación de Dios ... Explicar e ilustrar
la trinidad es una de las tareas más difíciles del cristiano".
También suele esgrimirse como argumento el hecho de
que en algunos idiomas (por ejemplo el inglés) se emplea el
pronombre masculino para referirse al Espíritu Santo. Este
es un descuido, pues en otros pasajes sí se ha utilizado
correctamente el pronombre neutro que indica no una per–
sona sino una cosa. En el idioma español, el pronombre
utilizado es "el cual", que puede referirse tanto a una persona
como a una cosa. Esto lo vemos, por ejemplo, en el pasaje que