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LOS DIEZ MANDAMIENTOS
rivalizan con Dios, y por lo tanto, vienen a ser un "dios" FALSO.
La ciencia moderna trata, desesperadamente, de dar al hom–
bre poderes que EXCEDEN, CON MUCHO, a sus capacidades mentales
y espirituales para manejar tales poderes. Como dijo el ex presi–
dente Eisenhower en su discurso inaugural: "Al parecer, la ciencia
está lista para conferimos, como obsequio final, el poder de borrar
toda vida humana de este planeta". Y ahora- comprendiendo que
lo que hasta hoy han hecho presagia la DESTRUCCIÓN del planeta
- los científicos trabajan febrilmente para invadir los
cielos mis–
mos.
Y, aquí sobre la Tierra, nuestra "civilización" sigue con su
paganizada enseñanza de que el HOMBRE es el juez final acerca de
lo que es bueno y lo que es malo; colocando así a los mortales
completamente en el lugar de DIOs y sus leyes. Ya sea que lo
entendamos o no, esta actitud carnal- ¡esta actitud de RECHAZA–
MIENTO de Dios - penetra todas las fases y facetas de nuestra
civilización hoy en día!
Su "dios" es aquél a quien
usted sirve
La mayoria de las personas de profesado cristianismo que dan
por sentado que su religión es verdadera, en realidad no saben lo
que ADORAR es. Creen que es algo que se practica una vez a la
semana en la iglesia - sin comprender que rendir homenaje y
adoración es algo que afecta cada pensamiento, cada palabra, cada
acción de la vida cotidiana del individuo.
En todo lo que usted piensa, dice y hace, tenga por seguro que,
o SIRVE a Dios, o a sus propias concupiscencias y a Satanás el
Diablo.
El apóstol Pablo, por inspiración divina explicó esto de la
siguiente manera: "¿No sabéis que a quien os prestáis vosotros
mismos por siervos para obedecerle, sois siervos de aquel a quien
obedecéis, o del pecado para muerte, o de la obediencia para
justicia?" (Romanos 6:16).
¡No hay posición intermedia! ¡O se
deleita
usted en Dios y en
su ley y le sirve, y le OBEDECE todo lo largo del día - o sirve y
obedece a
SUS
propias CONCUPISCENCIAS!
Una clave para definir esta situación es que examine
cómo emplea su tiempo. ¡Porque su
tiempo
ES su vida! La
Biblia nos instruye: "Mirad, pues, con diligencia cómo