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LOS DIEZ MANDAMIENTOS
¿Qué le falta?
Un joven que había guardado - o mejor dicho pensó que
había guardado - todos los mandamientos de Dios, vino a Cristo y
se preguntaba qué más podía hacer para ser digno de la vida eterna
(Mateo
19:16-22).
Jesús sabía que quien le hablaba era un joven rico que había
puesto su riqueza
delante
o
en lugar de Dios
-
que serviría a sus
riquezas antes de servir a Dios. Por lo tanto, le dijo: "véte, vende
cuanto tienes, y dalo a los pobres ... y ven, sígueme".
"Más cuando el mancebo oyó esta palabra, se fue triste;
porque tenía grandes posesiones" (versículo
22).
Como muchas personas, este joven pensó que estaba guar–
dando los mandamientos de Dios, ¡sin saber que en realidad estaba
VIOLANDO
el primer mandamiento al poner otra cosa en el lugar de
Dios y servirle primero y por
encima
del verdadero Dios! El joven
del pasaje bíblico estaba quebrantando también el mandamiento
que prohibe codiciar, porque él deseó con vehemencia y codició
aquella riqueza, más de lo que adoraba al Dios que la había hecho.
Y ciertamente estaba haciendo un
ÍDOLO
de su riqueza y su posi–
ción, porque Pablo fue inspirado para enseñarnos que la codicia "es
idolatría" (Colosenses
3:5).
¡De esta manera, aquel mancebo que se consideraba justo
estaba
quebrantando
directamente,
TRES
de los Diez Mandamien–
tos, al poner otro dios delante del verdadero Dios!
En el pasaje que se conoce como el Sermón del Monte, Jesu–
cristo puso de manifiesto que las gentes de este mundo se afanan
por obtener bienes materiales y riquezas y posición (Mateo
6:24-
32).
Pero a sus discípulos les ordenó: "Buscad primeramente el
reino de Dios y su justicia, todas estas cosas os serán añadidas"
(versículo
33).
A
usted le ha
prometido
el Todopoderoso Dios suplir todas y
cada una de sus necesidades materiales y bendecirle a cambio tan
sólo de que busque
PRIMERAMENTE
el camino de Dios - y le adore
y
le
OBEDEZCA.
En esta agitada y confusa era moderna de lujos, dispositivos
para facilitar las tareas, riquezas y placeres mundanos, tal man–
dato parece
MUY DIFÍCIL
de cumplir. Pero éste, como todas las
leyes de Dios, es un mandamiento que está en vigor y
BENEFICIA
a
quien lo cumple.