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En la pantalla todos aclamaron "LOS DIEZ
MANDAMIENTOS". Como la Ley de Dios,
algunos han amado, otros han aborrecido y
TODOS
hemos quebrantado los DIEZMAN–
DAMIENTOS. Muchos los han menospre–
ciado, los han tergiversado y hasta los han
maldecido. Y hay quienes los llaman "la ley
imposible". Mientras que no faltan quienes,
fundados en razonamientos humanos, han
intentado abolirlos.
Unos pocos aseguran haber experimentado
continuas BENDICIONES por haberlos obede–
cido. El rey David dijo: "¡Oh, cuánto amo yo
tu ley!", y la llamó "perfecta". El apóstol
Pablo se refirió a esa misma ley como
"santa, justa y buena". Jesucristo magni–
ficó, obedeció y predicó obediencia a los
DIEZ MANDAMIENTOS. Pero para la mayo–
ría de la gente, los DIEZ MANDAMIENTOS
son un enigma jamás comprendido. ¿Por
qué?
¡He aquí la respuesta a la pregunta que
miles nos hacen - un libro que explica y
comprueba la pura verdad acerca de la ley
más antigua y más despreciada en la histo–
ria humanal