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¿Dónde está la verdadera Iglesia?
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Aprendí que estas iglesias siguen costumbres y prácticas
opuestas a lo que enseña el Nuevo Testamento. Me sentí
totalmente desorientado.
Sin embargo, allí estaba en palabras claras y escuetas: el
ALMA puede morir. "El alma que pecare, esa morirá", dice
Ezequiel18:4. Esta revelación es tan importante que se reitera
en seguida (versículo 20). Luego mis ojos asombrados leyeron
en Apocalipsis 16:3 que "toda alma viviente murió en el mar"
(Biblia de Jerusalén).
O
sea que el alma sí puede MORIR. Luego
leí, en palabras de Jesús, que el alma se puede DESTRUIR:
"Temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el
cuerpo en el infierno [en griego,
gehenna]"
(Mateo 10:28).
¡Empezaba a creer que las iglesias
estaban equivocadas!
¿No había fundado Jesucristo una Iglesia suya?
Ciertamente.
Y
encontré la promesa de que las puertas del
Hades (del sepulcro) no prevalecerían contra ella (Mateo
16:18). ¡No SERÍA DESTRUIDA! Encontré donde Jesús prome–
tió que jamás la desampararía (Hebreos 13:5; Mateo 28:20),
que estaría siempre "en medio" de ella (Mateo 18:20;
Apocalipsis 2:1). Encontré pasajes que aseguraban que Él
era la CABEZA viviente de aquella Iglesia (Efesios 4:15; 5:23;
Colosenses 1:18). Jesucristo resucitó del sepulcro y jSIGUE
VIVO HOY!
¿DóNDE, pues, estaba la Iglesia que Él guiaba, dirigía y
utilizaba? Aunque me sentí perplejo, continué la búsqueda.
Seguí estudiando, y este descubrir verdades nuevas para mí
llegó a ser lo más fascinante y absorbente en mi vida. Era
como encontrar pepitas de oro, nuevas riquezas ... pero
estas eran riquezas espirituales.
Sin embargo, había de transcurrir algún tiempo antes
que descubriera CUÁL era la Iglesia verdadera que Cristo
fundó y DÓNDE se encontraba. Aprendí que Jesús llamó a
sus discípulos, quienes habían de convertirse en el funda–
mento de su Iglesia, para que salieran del mundo y se
apartaran de él (11 Corintios 6:17-18). En Mateo 24:1-3 se
refirió al FIN del mundo o de esta era. Descubrí que la
Biblia denominaba a este mundo el "presente siglo malo"
(Gálatas 1:4).
Con el tiempo comprendí que si bien el mundo ha
logrado avances y progresos ASOMBROSOS, especialmente en