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La CRUCIFIXION
y
la RESURRECCION
9
Peto
eso no es todo. Busque Juan 2:19, 21: "Respondió
Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo
levantaré ... Mas El hablaba del templo de su cuerpo". Si
hubiese sido crucificado y sepultado el viernes al atardecer
y resucitado el domingo por la mañana, el templo - su
cuerpo - habría sido edificado en un día y medio. Pero
Jesús no dijo que ello ocurriría en un día y medio. Ni
siquiera en dos días y medio, sino en el espacio de tiempo
que abarcan tres días -
72 horas.
En otras palabras, en
tres días y tres noches exactos, con precisión de minutos,
tres días de 24 horas después de su muerte y entierro. ¿No
está claro que Jesús quiso decir exactamente lo que
expresó?- tres días y tres noches, no partes de tres días.
Pero Jesús declaró también que El resucitaría "el
tercer día". Supongamos otra vez que Jesús fue crucificado
el viernes. Si El hubiera afirmado que resucitaría el
primer
día
después de su crucifixión y entierro, habría sido levan–
tado el Sábado; y si al
segundo día
después de su crucifi–
xión, hubiese vuelto a la vida el domingo; pero si El tenía
que resucitar el tercer día después del viernes, su resurrec–
ción forzosamente tendría que ser el siguiente lunes. Sin
embargo, según la Sagrada Escritura, y para el domingo en
la mañana Jésus había resucitado. ¡Es pues evidente que el
viernes no fue el día de la crucifixión!
Y es obvio que todas estas expresiones significan lo
mismo- tres días y tres noches- ¡72 horas! Jesús nunca
dijo que permanecería en la tumba sólo durante ciertas
porciones de tres días.
Cómo cuenta los días la Biblia
El comentarista Adam Clarke en su glosa sobre Mateo
12:40, cita el
Talmud
judío para apoyar la idea de que tres
días y tres noches supuestamente significan un día y dos
noches. El
Comentario Bíblico de los Adventistas del Sép–
timo Día
implica lo mismo. Pero la Biblia no es interpre–
tada por el
Talmud
judío ni por ningún comentario de
hechura humana. Jesús rechazó las talmúdicas tradiciones
de los judíos.
En el mes de abril de 1956 en la
Revista
y
Heraldo,
publicación oficial de los Adventistas, aparecieron dos artí-