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¿Hay vida después de la muerte?
Dios ni han nacido de Dios como hijos suyos. Nosotros, por
tanto, seremos aun superiores a los ángeles.
Jesús lo explicó así a Nicodemo: "El viento sopla de
donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene,
ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del espíritu"
(Juan 3:8). No podemos ver el viento, el cual es comparado
aquí con el espíritu. Ambos son invisibles. Esto explica por
qué, en la carne mortal que ahora tenemos, no podemos ver
el reino de Dios. Los que lo hereden serán espíritu y el
espíritu es normalmente invisible para los ojos humanos.
Por ahora somos seres de carne
y
hueso
El apóstol Pablo explicó con claridad que el reino de Dios
es algo que los seres humanos podemos heredar, pero no en
esta era, es decir, no mientras estemos compuestos de mate–
ria. "El primer hombre es de la tierra, terrenal [humano]; el
segundo hombre, que es el Señor, es del cielo" (1 Corintios
15:47). En otras palabras, ese segundo hombre es un ser
divino.
Esto mismo es lo que Jesús estuvo explicándole a Nico–
demo. Nicodemo era un ser terrenal, humano; estaba com–
puesto de carne, no de espíritu. Había nacido de la carne; por
tanto, era
carne.
Pero cuando uno nazca del espíritu, enton–
ces también
será espíritu.
En este pasaje Pablo quiso explicar
la misma verdad.
Pero nosotros no podemos ser seres espirituales durante
esta era. Hay un
FACTOR TIEMPO
relacionado con nuestro
nacimiento en el reino de Dios.
Veamos al respecto 1 Corintios 15:49: "Y así como hemos
traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen
del celestial". Aunque ahora somos carne, luego seremos
espíritu, cuando resucitemos, es decir, cuando nazcamos de
nuevo. Entonces, en la resurrección cuando seamos espíritu,
veremos el reino de Dios y entraremos en él.
"Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no
pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la
incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormi–
remos; pero todos seremos
transformados,
en un momento,
en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se
tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorrup-