Página 121 - Spanish

Versión de HTML Básico

La primogenitura fue retenida durante 2520 años
111
El mediador del "antiguo pacto" fue Moisés. Él desposó
un pueblo mortal y humano con el Eterno, convirtiéndolo en
NACIÓN SUYA.
Y este pueblo le prometió a Dios su obediencia
como ciudadanos leales.
Este "antiguo pacto" se basó en la promesa de
primogenitura que Dios había hecho a Abraham. Pero los
seres humanos, llenos de vanidad, envidia, codicia y
concupiscencia, rara vez permanecen fieles. Por eso, el Cristo
vivo vendrá pronto para ser el mediador de un pacto nuevo
basado en mejores promesas (Hebreos 8:6-10 y 9:15). Pero el
NUEVO
pacto no se hará con seres humanos mortales que violen
sus promesas. Dios ha estado preparando y sigue preparando
un pueblo que se convertirá en inmortal, y estos seres
inmortales se desposarán con Cristo. Él murió, resucitó y
envió el Espíritu
SANTO
de Dios para santificar y purificar a
esta "esposa" del
NUEVO
pacto (Efesios 5:26-27).
El nuevo pacto se hará con un pueblo que ya habrá sido
puesto a
prueba
a lo largo de una vida cristiana de obediencia,
fe, desarrollo del conocimiento y el carácter cristiano, y
superación; un pueblo que para
entonces
habrá sido hecho
inmortal, santo y perfecto.
Este pacto tiene por base la promesa del
cetro
hecha a
Abraham, y se realizará por medio del
REY
de reyes,
Jesucristo, de la misma dinastía de David.
Los Israelitas se vuelven Idólatras
Veamos cuál fue el comportamiento de estos israelitas
mortales.
Una vez ratificado el acuerdo entre Dios e Israel, Él llamó
a Moisés, quien permaneció en la montaña 40 días recibiendo
instrucciones detalladas para la congregación (iglesia) y para
la nación, pues iglesia y estado eran uno.
Transcurridos varios días de ausencia de Moisés, el
pueblo dijo a Aarón: "Levántate, haznos dioses que vayan
delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos
sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya
acontecido". De manera que tomaron sus zarcillos y alhajas de
oro y Aarón los tomó para hacer con ellos un becerro de oro, el
cual fue su ídolo (Éxodo 32:1-4).
Moisés bajó del monte trayendo consigo las dos tablas de