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La llave maestra ha sido hallada
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los hechos que ocurren hoy en el mundo ni mucho menos a
dónde éstos nos llevan. De las personas que llevan sobre sus
hombros la administración de los gobiernos y la difusión de
las noticias, ¡ni uno solo tiene ese conocimiento! ¿Por qué?
Por dos razones primordiales: 1) Han caído bajo el
engaño de la educación errónea que apela a la vanidad
intelectual y fomenta el rechazo desdeñoso y parcializado de
esa revelación divina, la única que puede impartir esta clase
de conocimiento; y 2) la llave maestra para abrir las puertas
cerradas de la profecía bíblica, ha estado perdida.
Las grandes potencias mundiales de nuestra época han
sido y son los Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión
Soviética, Alemania, Francia y otros países de Europa
Occidental. La
LLAVE
perdida es simplemente la identidad de
estas grandes potencias mundiales dentro de la profecía
bíblica. Los acontecimientos cataclísmicos que pronto
sacudirán al mundo y lo dejarán atónito, desconcertado y
sobrecogido, se relacionan directa y estrechamente con los
Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Europa Occidental y la
Unión Soviética.
Ignorantes de cómo y dónde aparecen mencionadas
específicamente dichas naciones, los círculos de la élite
educada del mundo se hallan totalmente ciegos, incapacitados
para entender el significado simple y llano de
la
profecía. Esta
llave perdida, más que cualquier otra cosa, ha sido la causa de
que la Biblia cayera en descrédito y fuera rechazada por el
sistema educativo del mundo. La teoría de la evolución, que
no ha sido ni puede ser comprobada, ocupó su lugar como el
concepto fundamental para lo que se considera el enfoque
racional del pensamiento.
¡Es una tragedia colosal! En esta era de supuesto
racionalismo y progreso del pensamiento universal, los
pueblos, educados dentro de la falsedad y el engaño, se
encuentran tanteando y vacilando en la oscuridad de la
ignorancia, el equívoco y la confusión, fatalmente desconoce–
dores del
cataclismo global
hacia el cual el mundo se dirige
vertiginosamente.
Así, los pueblos de la tierra han olvidado a su Hacedor; se
han alejado de Él. Han cerrado sus ojos y dado oídos sordos a
su dinámica revelación que, para aquellos que sí la oyen, es