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La llave maestra de la profecía
Dios. El destino de la nación estaba en juego cuando él emitió
esa proclama. Pero Dios escuchó y respondió a la gran oración
nacional ... ¡y preservó a la nación entonces!
Pero hoy el futuro de los Estados Unidos y Gran Bretaña
está amenazado mil veces más, y falta el presidente o el
primer ministro con la visión, el entendimiento y el valor
suficientes para poner a esas naciones de rodillas ante Dios.
Abraham Lincoln sabía que esas bendiciones materiales
no las habían ganado sino que el Dios de Abraham, de Isaac y
de Israel se las había
dado.
Hoy es importante comprender que Dios entregó esa
riqueza material sin precedentes porque Él la había
prometido
incondicionalmente a Abraham, quien lo obedeció
y guardó sus leyes y mandamientos.
Dios les
neg6
la
bendición de la primogenitura a los
israelitas en tiempos de Moisés porque ellos
REHUSARON
vivir
según la ley divina. Hoy Dios advierte al mundo,
especialmente a los países de la primogenitura, por medio de
muchas profecías de Jeremías, Ezequiel, Isaías, Miqueas y
otros, que si esta generación no
SE ARREPIENTE
de sus pecados
y vuelve a Él con ayuno, con llanto y con
ORACIONES
fervientes,
Él destruirá sus ciudades y sus fortalezas con la espada
extranjera; los castigará entregándolos en manos de un
invasor
CRUEL;
y aquellos países serán derrotados y reducidos
a la
ESCLAVITUD.
En conclusión podemos preguntar: Si Gran Bretaña y los
Estados Unidos
no
son Israel, las llamadas "10 tribus
perdidas", la Israel o José de la prosperidad y la
primogenitura, los herederos de las bendiciones que habrían
de prodigarse a partir de 1803, entonces ¿quién puede ser
Israel hoy día? No hay otra nación ni conjunto de naciones
que posean tales bendiciones, porque ellas dos poseyeron casi
las tres cuartas partes de las materias primas, los recursos y la
riqueza de todo el globo, mientras las demás naciones unidas
tenían sólo una pequeña parte.
Todo lo anterior es prueba contundente de que la Santa
Biblia es la Palabra revelada del Dios vivo. ¿Sería posible para
unos mortales, carentes de inspiración divina, escribir las
profecías que hemos analizado en este libro, hacer esas
promesas a Israel (José) y después de 2520 años, comenzando