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Introducción
xi
cherías de la educación moderna, resulta imposible creer que
hace 2500 años el Poder Supremo del universo haya dicho (por
medio del profeta Isaías): "Yo soy Dios, y no hay otro Dios, y
nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el
principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que
digo:
Mis planes permanecerdn,
y haré todo lo que quiero"
(lsaías 46:9-10). Las grandes potencias mundiales formulan
sus políticas y diseñan sus planes, pero a la vuelta de la
esquina viene una serie de acontecimientos que ocurrirán de
manera muy distinta a lo que han planeado esas naciones.
¿Por qué?
Nunca falla
Existe un gran Dios, quien dice: "El Eterno frustra el plan de
las naciones, y anula las maquinaciones de los pueblos. Pero el
consejo del Eterno permanecerá para siempre; los designios de
su corazón por todas las generaciones ... Desde lo alto de los
cielos mira el Eterno; ve a todos los hijos de los hombres;
desde el lugar de su morada observa a todos los moradores de
la tierra. Él modeló el corazón de cada uno, y conoce a fondo
todas sus acciones" (Salmos 33:10-15).
El mismo Dios Eterno dijo: "¿A quién, pues, me haréis
semejante o me compararéis?, dice el Santo. Levantad en alto
vuestros ojos, y mirad: ¿quién creó estas cosas?" Y también:
"He aquí que las naciones le son como la gota de agua de un
cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estima–
das ... Como nada son
todas las naciones
delante de él"
(lsaías 40:25-26, 15, 17).
Mediante sus inspirados profetas, Dios hizo escribir hace
unos 2500 años y conservar por escrito hasta nuestros días,
profecías que llenan aproximadamente un tercio de la Biblia.
En ellas nombró todas las ciudades importantes de aquella
época y también todas las naciones. Predijo exactamente lo
que ocurriría a cada ciudad y a cada nación a lo largo de los
años. En todos los casos, ¡esas profecías se cumplieron!
Lo profetizado efectivamente
ACONTECIÓ
a Babilonia,
Tiro, Sidón, Ascalón, Asdod, Egipto, Asiria, Caldea, Persia,
Grecia y Roma. ¡Nunca ha fallado! Esas profecías fueron
precisas.
Asimismo, en otras profecías, el mismo Dios Supremo ha