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El maravilloso mundo de mañana
que queden con vida después del regreso de Cristo (los que
van a ser gobernados por Cristo y por los santos que habrán
recibido inmortalidad) aún serán humanos, aún tendrán
naturaleza humana y no estarán convertidos.
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Pero Cristo y el reino de Dios, establecido entonces como
la familia gobernante, producirán la utopía por medio de dos
cursos de acción fundamentales.
Dos cursos de acción
Primero, el crimen y la rebelión organizada serán
sofocados por la fuerza (fuerza divina sobrenatural).
Segundo, Cristo extenderá entonces su mano para
reeducar, convertir
y
salvar espiritualmente al mundo.
Observemos en primer lugar cómo serán cambiadas las
costumbres sociales y religiosas por fuerza divina.
Originalmente, Dios instituyó siete fiestas anuales y siete
días santos, los cuales ordenó que fuesen guardados. Estos
días y estas fiestas tienen un significado muy importante y
muy especial por cuanto representan el plan maestro de Dios
para llevar a cabo su propósito para la humanidad. Fueron
fiestas ordenadas para siempre. Jesús las observó dándonos
ejemplo; los apóstoles las observaron (Hechos 18:21; 20:6, 16; 1
Corintios 5:8; 16:8); la Iglesia, incluyendo a los gentiles
convertidos, las observó.
Estas fiestas dan a conocer el modo de ser de Dios, las
costumbres de Dios para su pueblo. Pero la gente rechazó las
costumbres y los caminos divinos y siguió los caminos y las
costumbres de las religiones paganas. La humanidad hizo lo
que a sus ojos parecía correcto; y a la mayoría hoy en día ¡esos
mismos caminos les parecen rectos y no erróneos!
¿Nos damos cuenta acaso de que "hay camino que al
hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte"?
(Proverbios 14:12). Un poco más adelante, en Proverbios
16:25, la misma sentencia se repite: "Hay camino que parece
derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte".
Dios dijo por medio de Moisés: "No haréis como todo lo
que hacemos nosotros aquí ahora, cada uno lo que bien le
parece" (Deuteronomio 12:8). Y más adelante advirtió: "No
caigas en la trampa detrás de ellos [los pueblos paganos de la
tierra de Canaán]; no consultes a sus dioses ni averigües cómo