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El maravilloso mundo de mañana
feliz, a tener paz y a hallar gozo y vida abundante!
Consideremos ahora a José, hijo de Israel y nieto de
Abraham.
José llegó a ser el ministro de Hacienda de Egipto, la
nación más poderosa del mundo en aquella época. Su nombre
llegó a ser sinónimo de "prosperidad": "El Eterno estaba con
José, y fue varón próspero ... todo lo que él hacía, el Eterno lo
hacía prosperar en su mano" (Génesis 39:2-3). El faraón lo
nombró primer ministro de la nación más poderosa del
mundo, pero su especialidad era la economía (la prosperidad),
y lo que hizo lo hizo según los principios de Dios.
Hay muchas probabilidades de que José sea nombrado
director de la economía mundial: la agricultura, la industria,
la tecnología y el comercio, también del dinero y el sistema
monetario. Estos sistemas funcionarán a nivel internacional,
pues serán los mismos para todas las naciones.
Sin lugar a dudas, José pondrá en marcha un organismo
enorme perfectamente coordinado y eficiente de seres inmor–
tales y perfectos que trabajarán bajo su supervisión en esta
inmensa labor administrativa. Esta administración eliminará
el hambre, la inanición y la miseria. ¡No cundirá la pobreza
sino la prosperidad y el bienestar!
Otro gran proyecto a nivel internacional será la recons–
trucción de los lugares desolados y la construcción de los
edificios y estructuras que Jesucristo juzgue necesarios para el
mundo que va a crear. La Biblia nos dice lo siguiente:
"Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamien–
tos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los
escombros de muchas generaciones" (Isaías 61:4).
Job fue el hombre más rico y más grande del Oriente
(Job 1:3), y era un constructor famoso (compárese Job
3:13-14 con el desafio que Dios le hizo en Job 38:4-6). Era
tan perfecto y recto que Dios retó a Satanás a que
encontrara una tacha en su carácter. De hecho, había un
pecado terrible en su vida: era justo a sus propios ojos. Pero
Dios lo guió hacia el arrepentimiento (ver los capítulos 38 al
42). Job era un hombre de gran poder y dominio propio y
llegó a ser muy justo por su propia fuerza. Mas fue
humillado, aprendió a confiar en Dios y fue lleno del
Espíritu Santo. Ningún hombre que haya vivido podría