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El maravilloso mundo de mañana
que atravesaba el lugar, y ¡cuál sería su sorpresa al ver agua
que corría a raudales! El arroyo se aclaró gradualmente.
Pronto se dieron cuenta de que el agua era cristalina y pura,
suave y refrescante para beber. No hace falta decir que su
negocio volvió a prosperar.
De alguna manera el temblor cambió el curso y le abrió
camino a una corriente subterránea cuyo torrente empezó a
fluir a lo largo de aquel lugar.
Pensemos acerca de las vastas regiones desoladas. ¿Es
acaso increíble e inconcebible que Dios las pueda hacer
florecer como la rosa?
Las montañas fueron
formadas.
Grandes fuerzas causa–
ron gigantescos solevantamientos, enormes hendiduras y
precipicios en la corteza terrestre. Monumentales bloques de
granito se alzaron hacia el cielo mientras la tierra se
estremecía y tambaleaba sacudida por los terremotos más
grandes de la historia. Las montañas fueron hechas; no
aparecieron espontáneamente.
El Dios Todopoderoso que formó las colinas y las
montañas (Amós 4:13; Salmos 90:2) las reformará y remodela–
rá la superficie de la Tierra (ver Apocalipsis 16:18 y Zacarías
14:4). La Palabra de Dios dice que ante El "los montes
tiemblan ... y los collados se derriten ..." (Nahum 1:5).
Se le ganará terreno al mar
El hombre sabe que gran parte de la riqueza del mundo
yace debajo de los mares. Petróleo, oro, plata y gran variedad
de minerales hasta hoy inexplotados se ocultan inalcanzables
en la profundidad de los océanos. La mayor parte de los
yacimientos de oro del mundo están debajo de los mares; el
agua del mar también contiene gran cantidad de oro.
Muchas regiones costeras han sido devastadas por la
acción de las mareas. El continuo golpear del oleaje causa más
y
más erosión. El área de
las
tierras bajas de Europa (de
Holanda en particular) es, en gran parte, terreno que le ha
sido ganado al mar.
·
Imagínese las millones de hectáreas adicionales que
estarían disponibles para la humanidad si el tamaño de
algunos de los océanos fuera reducido, y ¡Dios dice que lo será!
Observemos lo que dice en Isaías 11:15: "Y secará el Eterno la