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El maravilloso mundo de mañana
dice: "Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y
ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud
[abundancia] del mar [las reservas más grandes de plata y oro
del mundo están bajo los mares], y las riquezas de las naciones
hayan venido a ti" (Isaías 60:5).
¡Y cuán grande es la riqueza de los mares! La compañía
Dow Chemical,
la cual procesa unas 500 sustancias sacadas
directamente del mar, dice que un kilómetro cúbico de agua
de mar contiene 110 millones de toneladas de sustancias
químicas disueltas cuyo valor es de tres mil millones de
dólares.
Un kilómetro cúbico de agua de mar contiene oro por un
valor aproximado de 50 millones de dólares y plata por un
valor de 5 millones.
Cada kilómetro cúbico contiene 5 toneladas de uranio y
una cantidad de minerales, elementos y compuestos químicos
en disolución que le dan un valor de tres mil millones de
dólares.
Alguien ha calculado que el agua de los océanos tiene un
valor de un trillón quinientos mil billones de dólares. Un
trillón es un millón de billones y un billón es un millón de
millones. Esto es únicamente en las aguas de los mares.
Pero según leímos, el Dios Todopoderoso dice que
levantará muchas partes ahora cubiertas por el agua de los
océanos y que habrá más tierra disponible. Los científicos
saben que la mayoría de las materias primas de la Tierra se
encuentran en los estratos debajo del fondo del mar. Dios
revela que esta enorme riqueza estará disponible para ser
explotada durante el reinado de Jesucristo.
La riqueza del mundo estará centralizada en Jerusalén,
según está revelado, y los vastos programas de reconstrucción,
los procesos de rehabilitación y la nueva era de exploración y
descubrimiento estarán respaldados por esa riqueza.
"Porque así dice el Eterno de los ejércitos: De aquí a poco
yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; y
haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de
todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho el
Eterno de los ejércitos. Mía es la plata, y mío es el oro, dice el
Eterno de los ejércitos" (Hageo 2:6-8).
Pero los grandes tesoros de Dios estarán a la vista del