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¿Por qué la humanidad no puede solucionar sus males?
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los cuales serán resucitados después de milenio para
su
juicio
y salvación.
Existe esta DIFERENCIA: Aquellos llamados, engendrados y
desarrollados espiritualmente por medio de la Iglesia, ¡tienen
que VENCER ASATANÁs! Satanás sigue ocupando el trono de la
Tierra, pero cuando Cristo venga y los santos resucitados
estén gobernando con Él en el Reino (la FAMILIA) de Dios,
Satanás habrá sido quitado. Los que sean llamados entonces,
y en el tiempo del gran juicio después del milenio, ¡no tendrán
que vencer a Satanás ni al mundo engañado por él!
Por lo tanto, comprendamos que el juicio y la
oportunidad de salvación han comenzado con Cristo. Pedro
escribió a la Iglesia: "Es tiempo de que el juicio comience por
la casa de Dios" (I Pedro 4:17).
Ahora Dios está llamando a Pocos a su Iglesia; los demás
NO PUEDEN venir a Cristo AHORA (Juan 6:44). Jesús no vino,
ciertamente, en una cruzada para "salvar almas". Nunca le
pidió a nadie que le "entregara su corazón"; no le pidió a nadie
que lo aceptara y fuera salvo. En el pozo de Jacob en Samaria,
una mujer gentil samaritana le pidió el Espíritu Santo, que Él
había descrito para ella como aguas vivas. Entonces Jesús
mostró que conocía sus pecados, pero no le ofreció la
salvación ... si bien Dios había traído a algunos en Samaria
que creyeron en Cristo (Juan 4:15-18).
Nótese lo que dice Cristo respecto de aquellos que Dios el
Padre ha llamado para reconciliarlos con Él, mediante
Jesucristo, en esta era de la Iglesia:
"Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi
trono" en Jerusalén (Apocalipsis 3:21); y también: "Al que
venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré
autoridad sobre las naciones, y las regirá ..." (Apocalipsis
2:26-27).
Estas palabras se refieren
solamente
a los de la Iglesia en
el tiempo antes del establecimiento del Reino de Dios.
Quienes son llamados ahora tienen que vencer a Satanás y su
mundo, mas no así los llamados durante el milenio y en el
período de juicio después, porque Satanás ya no estará y el
mundo no estará bajo su engaño, sino que será tan lleno del
conocimiento de Dios como las aguas cubren el mar (Isaías
11:9).