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Predestinación--¿doctrina bíblica?
que voy a PERDERME, ésa es la decisión que
tomaré al final; y puesto que de todas ma–
neras habré de perderme, ¿PARA QUE LUCHAR?
Si por el contrario, El sabe desde ahora
que voy a arrepentirme, que aceptaré a Cris–
to y que alcanzaré la salvación, eso es lo
que haré irremediablemente, aunque mucho
me esfuerce o deje de esforzarme. Por con–
siguiente, mi destino final
está ya
pre–
determinado. ¿No es eso acaso lo que pre–
destinación significa? ¿No quiere decir que
el sino de cada persona está PRE-destinado
o determinado DE ANTEMANO? Y si así es, en–
tonces nosotros los humanos simplemente no
poseemos libre albedrío, y nada tenemos que
objetar al respecto".
El pobre hombre estaba ahora más desa–
lentado que nunca, y el caso no era para
menos. Tampoco el otro podía convencerse
a sí mismo en lo íntimo, porque ambos es–
taban debatiendo de una premisa falsa, es
decir, creyendo que la predestinación tie–
ne que ver con la salvación o la condena–
ción de cada individuo.
¿Enseña la Biblia que su destino final
está ya predeterminado?
Ni el predicador ni su perplejo inter–
locutor habían leído cuidadosamente lo que
la Biblia dice al respecto.
iEn qué tremenda confusión vivimos hoy!
iQué BABILONIA! iEs por ello imperativo
que ENTENDAMOS este asunto tan vital!
No están totalmente PERDIDOS
los no salvos
Pero toda esta perplejidad
y
angustia no
son sino el producto de otra creencia muy
generalizada, que constituye uno de los más
grandes errores de este tiempo
y
que, no
obstante, es casi universalmente aceptada
sin muchas investigaciones.
rhcha creencia es el embuste de que hay
solamente
dos clases:
los vivos
y
los muer–
tos; los SALVOS
y
los PERDIDOS. iCuántos
sermones habrá oído usted basados en la
teoría:
"no hay término medio;
o es usted
salvo en este momento, o es una alma PER–
DIDA"! Tal enseñanza conduce a indecibles
sufrimientos e injustificadas aflicciones.
Millares se angustian por sus seres que–
ridos que fallecieron sin haber profesado
su adhesión a Cristo. Otros sufren por al-