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La marca de la bestia ¡ya está aqui!
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venida de Cristo y de las siete plagas que vengarán su martirio.
La historia nos dice que en la Edad Media se dio muerte a más
de 50 millones de personas, muchas de ellas por asirse de la fe
de la Biblia y de la obediencia a Dios en lugar de obedecer a esta
iglesia gobernada por el hombre y por el diablo.
Veamos ahora lo que debe ocurrir
una vez más
antes de
las siete plagas y de la venida de Cristo:
"Y se les dieron vestiduras blancas [que simbolizan jus–
ticia y pureza], y se les dijo que descansasen todavía un poco
de tiempo, hasta que se completara el número de sus consier–
vos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como
ellos" (Apocalipsis 6:11). Cristo no vendrá a vengarse de esta
gran iglesia falsa ¡hasta que haya habido
otro
gran martirio!
¡Entendámoslo bien! Hubo un martirio. Aquellos santos
ya han muerto. Su resurrección ocurrirá cuando Cristo re–
grese a la tierra, ¡cuando sus juicios se hayan derramado
sobre esta falsa Babilonia y las iglesias que ha engendrado!
Pero aún ha de haber
otra
gran persecución y martirio
de santos, ¡inmediatamente antes de que Cristo regrese para
vengarse de las fuerzas del mal! ¡Tenemos entonces dos
martirios universales!
El gran martirio que se acerca es la GRAN TRIBULACIÓN
(Mateo 24:9, 21-22). Esta tribulación no será la ira de Dios
representada por las últimas plagas. Será la ira de Satanás
(Apocalipsis 12:12), infligida contra el verdadero pueblo de
Dios por una confederación de 10 países europeos, ya
próxima a formarse, la cual obedecerá el mandato de la iglesia
apóstata.
Será una persecución, una tortura, un martirio de los
santos de Dios, de los elegidos que no pueden ser engañados
(Mateo 24:24). Si aquellos días de la gran tribulación no
fuesen acortados, nadie quedaría con vida. Pero POR CAUSA DE
LOS SANTOS PERSEGUIDOS DE DIOS, aquellos días serán acorta–
dos.
Dios intervendrá. Cristo vendrá pronto.
Una marca antes
y
ahora
Comparemos ahora estas escrituras: En Apocalipsis 17,
donde se representa a esta misma iglesia como la mujer que
cabalga sobre la bestia, el apóstol Juan escribe: "Vi a la mujer