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¿Cuál es el galardón de los redimidos - el cielo?
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quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las
nubes para recibir al Señor en el aire; y así estaremos
siempre con el Señor". Vemos que la resurrección ocurrirá
a la segunda venida de Cristo, cuando El venga como Rey
de reyes y Señor de señores para reinar y gobernar sobre
todas las naciones de la Tierra por primera vez. Cuando El
venga, Abraham y sus hijos en Cristo serán resucitados a
inmortalidad, a heredar el Reino, un gobierno que, encabe–
zado por Cristo, regirá al mundo y cuyo territorio será la
misma tierra prometida a Abraham - la tierra de Pales–
tina, desde el Nilo hasta el Eufrates. Y este reino com–
puesto de seres inmortales, al cual no pueden entrar carne
y sangre, gobernará sobre todas las otras naciones de la
Tierra, naciones integradas por indivíduos mortales de
carne y sangre.
Este texto no dice, como muchos suponen, que Cristo
se encamina desde el cielo solamente para encontrar a los
santos cuando éstos empiecen su ascenso al cielo. No,
Jesús dijo "Y si me fuere ... vendré otra vez". Esas pala–
bras están en el maravílloso capítulo 14 de Juan.
¡Qué gloriosa promesa! Jesús prometió que vendría
otra vez a la Tierra. Y que una vez vuelto, nos recibiría con
El. "Os tomaré, a mí mismo" dice el pasaje. Los santos,
tanto muertos como vívos, resucitados y cambiados a
inmortalidad, se levantarán a encontrarle cuando El venga
y retronarán luego a la Tierra ... se encontrarán en las
nubes, altura no muy considerable, si tomamos en cuenta
que los avíones vuelan a una altura más elevada todos los
días. Y en Zacarias 14:4 leemos que en ese mismo día los
pies de Cristo descansarán en el Monte de los Olivos, en
Palestina, la tierra prometida - y que aquellos que se
encuentren con Cristo cuando vaya descendiendo, estarán
donde El esté, ¡para siempre! Sí, todo lo anterior difiere
mucho de las fábulas de nuestros días, pero esa es la
verdad de la palabra de Dios.
El premio no es el cielo
Y Jesús dijo: "Bienaventurados los mansos, porque
ellos recibirán la tierra por heredad" (Mt. 5:5). Eso es
parte del Sermón del Monte, y ciertamente todo cristiano