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Capítulo 3
La utopía venidera
...
el maravilloso mundo
de mañana
D
esde los albores de la civilización, el hombre ha
deseado ardientemente vivir en un mundo de
comodidades donde todos sus deseos físicos puedan
cumplirse. Nuestro Creador ha planeado tal utopía - y,
aun más importante, pronto establecerá esa utopía.
Está ya muy cerca el mundo de mañana en el cual habrá
paz y prosperidad universales, un mundo lleno de gozo y
alegria.
¿Por qué habria de ser imposible una utopía? ¿Por qué
no podemos conseguir un mundo de paz, gozo, prosperidad,
armonía y amor genuino? Dios ha concedido a la humani–
dad un período de seis mil años para que se gobierne a sí
misma. Durante dicho período, El se ha abstenido de inter–
venir en las cuestiones del mundo. El hombre ha seguido el
curso que "le ha parecido recto". Pero los seis mil años
están ya casi concluidos. El nuevo orden - el mundo de
mañana- está a punto de empezar. Un milenio de paz y
prosperidad se vislumbra en un futuro muy cercano.
En el capítulo 4 de Miqueas, se nos da una descripción
gráfica referente a esa utopía, ya muy próxima. El primer
versículo muestra el gobierno de Dios sobre las naciones.
Se nos dice que "vendrán muchas naciones, y dirán: Venid,
y subamos al monte del Eterno, y a la casa del Dios de
Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus
veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la
palabra del Eterno. Y él juzgará entre muchos pueblos, y
corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martilla–
rán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no