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¿Qué significa salvación?
pecados de Israel! Ellos ni siquiera hubieran sabido de esta
ceguera, ¡si no se les hubiese dicho!
Observe también lo que Dios dijo que haría a Efraín
- cabeza de las diez tribus de Israel - después de que este
pueblo cayó en pecado: "Porque en lengua de tartamudos,
y en extraña lengua hablará [el Eterno] a este pue–
blo ... La palabra pues, del Eterno les será mandamiento
tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras
renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro pequito
allá" (expresando la manera en que está escrita hoy la
Biblia), "hasta que vayan [no vengan] y caigan de espaldas
[no que sean rescatados], y sean quebrantados, enlazados
y presos" (Isaías 28:11, 13).
¿Qué había hecho la tribu de Efraín? Había pecado
(versículos 7 y 8). Y ¿qué hizo Dios?
No intervino
para
forzar la observancia de sus leyes, las cuales, de ser obede–
cidas, les hubieran evitado el castigo. Por quanto ellos
rechazaron el conocimiento (Oseas 4:6), Dios los dejó en su
ceguera, para que continuaran en pecado y sufrieran las
consecuencias del mismo.
¿Por qué?
Veamos ahora Ezequiel 20. Este capítulo es de vital
importancia. Es un compendio de todos los tratos de Dios
con la rebelde Israel. Tome nota especialmente de los
versículos 11 y 12: "Y les di mis estatutos, y les hice
conocer mis decretos, por los cuales el hombre que los
cumpliere vivirá. Y les di también mis días de reposo".
¿Qué hizo Dios cuando ellos se rebelaron? Los versícu–
los 24 y 25 nos lo dicen: "porque no pusieron por obra mis
decretos, sino que desecharon mis estatutos y profanaron
mis días de reposo ... Por eso yo también les di [permití, es
la traducción correcta] estatutos que no eran buenos y
decretos por los cuales no podrían vivir". Dios dice que El
les permitió tener otras
leye~
mediante las cuales ellos no
podrían vivir. Estatutos que traerían la muerte.
Siempre que la Biblia nos habla de las intervenciones
de Dios cita luego la lección que Dios se propone enseñar–
nos: "A fin de que supiesen que yo soy el Eterno". Esta
frase ocurre más de cincuenta veces, con ligeras variacio–
nes. Ezequiel 20:26 es un ejemplo. ¡Sí, Dios quiere que