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EL REINO DE DIOS ... ¿sabe usted
qué
es?
hacía guerra contra los santos, y los vencía,
HASTA
[note ese
otro
"HASTA"]
que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a
los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibie–
ron el reino".
Los santos - que para entonces ya no serán carne y hueso,
sino seres inmortales - han de poseer el reino a la segunda
venida de Cristo.
Jesucristo dice eso de manera bien clara. Es Cristo quien
habla en Apocalipsis 3:21 y en 2:26-27: "Al que venciere, le
daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he venci–
do, y me he sentado con mi Padre en su trono". El trono del
Padre está en el cielo, donde se halla Cristo ahora; pero el
trono de Cristo, en el cual se habrán de sentar los santos
juntamente con El, es el trono de David, en Jerusalén (Lucas
1:32).
Dice además: "Al que venciere y guardare mis obras hasta el
fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con
vara de hierro".
No se puede saber el TIEMPO
Después de su resurrección, cuando se hallaba en el Monte
de los Olivos, a la hora misma de su ascensión, Jesús estaba
explicando a sus discípulos cómo recibirían ellos el
PODER
inspirador del Espíritu Santo que les engendraría de Dios, en
el día de Pentecostés que ya se aproximaba.
Sus discípulos querían saber si el Reino de Dios había de ser
establecido
en ese entonces.
La
IGLESIA
fue
establecida en
aquel inminente día de Pentecostés. ¿Había de ser
esa
IGLE–
SIA,
el establecimiento del Reino?
"Señor", preguntaron, "¿restaurarás el reino a Israel
en
este tiempo?"
Una vez más Jesús les explicó de la forma más clara que la
Iglesia
no es
el Reino.
"Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las
sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis
poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y
hasta lo último de la tierra. Y habiendo dicho estas cosas,
viéndole ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó
de sus ojos" (Hechos 1:6-9).