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Su Matrimonio Puede Ser Feliz
una vida de HOGAR equilibrada, no atraerla a nadie. ¿Pero el
divorcio? ¿Triángulos amorosos? ¿Infidelidades?
¡Estos
sí son
"éxitos de taquilla"! ¡Estos venden las localidades!
Millones "hicieron cola" para ver la película: "¡Cómo asesi–
nar a su esposa!" En opinión de la mayorla se trataba de "diver–
sión inocente y buena" -pero no importa qué tan bien dis–
frazada, no importa el humor "enfermo" que tantos parecen
disfrutar hoy, la verdad es que el protagonista de la película
era un hombre que justamente intentaba hacer eso.
En casi todos los espectáculos el matrimonio es ridiculizado.
La
película de una pareja que celebra sus bodas de oro, no com–
place a nadie. Pero el divorcio es ensalzado.
Ya pasó el tiempo en que el público se avergonzaba de
admitir que uno u otro de los miembros de un matrimonio
había fracasado totalmente en conservar una unión tranquila y
feliz. Ahora la popularidad gira alrededor del número de fracasos
matrimoniales.
Pero como dice
J.
Paul Getty, uno de los hombres más ricos
del mundo: "¡Daría yo toda mi
fortuna
por tan solo un matri–
monio venturoso!"
El mundo sigue con devota atención, casi con adoración, el
espectáculo de las series de matrimonios y divorcios de las
estrellas de Hollywood. Los magazines se llenan de chistes que
ridiculizan el estado matrimonial, implicando que los hombres
maduros se la pasan mejor sin sus maduras esposas.
Hogares destrozados, triángulos amorosos, correrlas y casos
extramaritales- estos son los temas picantes que llenan los
cines y venden las novelas semanales.
Los ataques
al
matrimonio
Los ataques contra el matrimonio no solo provienen de
la pura lujuria sensual y los espectáculos pervertidos, sino que
vienen también de líderes religiosos, de "sicólogos" y de "con–
sejeros matrimoniales".
Muchos de ellos abogan llanamente por la abolición del
estado matrimonial. Propugnan el "amor" libre- es decir el
libertinaje animalístico para cohabitar abiertamente con cual-