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Capítulo siete
Seamos una familia
~R
qué la vida
hogareña se está deteriorando tan rápidamente en nuestras
sociedades?
Sencillamente porque toda norma de vivir de nuestras
"culturas" modernas ha cambiado totalmente.
Las familias simplemente no viven como verdaderas fami–
lias. Tomemos el aspecto de la diversión. ¿Cuántos millones de
familias se sientan
por horas
frente a la televisión, muy a menu–
do hasta en las horas de los alimentos, sin dirigirse siquiera
una
palabra
entre ellos, excepto para pedir algo de comer o
para cambiar de canal?
Los cines, los restaurantes, clubes, fiestas, novelas,
televisión, viajes al mercado - todo eso está cobrando su peaje
de nuestra vida
hogareña.
¿Qué tan a menudo disfruta usted con su familia de una
noche interesante alrededor del piano? ¿Qué tan a menudo
enseña usted a sus hijos algo útil y edificante? ¿Qué tan a
menudo se entretienen los padres en diversos juegos cons–
tructivos
con sus hijos?
Si está usted planeando salir una noche, o hacer un viaje
corto, ¿incluye usted a su familia?
Si va usted a algún restaurante, ¿van sus hijos con usted?
Piense en ello.
La vida hogareña de nuestras modernas sociedades se es-