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Su Matrimonio Puede Ser Feliz
de nuevo" o la fotografía de la esposa recién divorciada, que
con una sonrisa artificial, por tradición arroja su anillo barato
al río Truckee en Reno, EE. UU. Esa es precisamente nuestra
manera de revestirnos. Pero, ¿se habrían casado en primer
lugar, si la felicidad no hubiera sido el resultado tras del cual
andaban?
Nadie desea vivir con angustias y pesares. Todos
deseamos
las cosas más agradables de la vida - no importa cuán "moder–
nos" o "estilizados" sean nuestros gustos. Desde las simples
vistas y sonidos, hasta la comodidad puramente física, ¡todos
queremos
felicidad!
Queremos excitación, diversión y alegría. Deseamos com–
pañías estimulantes- aun intriga y suspenso. Anhelamos una
serie de experiencias completas y remunerativas; en una palabra,
felicidad.
De cierto
NO QUEREMOS
resfríos, jaquecas, náuseas,
sudores nocturnos, dolores o heridas físicas, fracasos económicos,
carestía, soledad, frustración.
No deseamos querellas, ni disputas, ni desagradables esce–
nas callejeras, ni hijos rebeldes y sucios.
Pero hay algo terriblemente irónico en todo esto.
¿Qué es lo que la mayoría de nosotros estamos
obtenien–
do
de la vida, después de todo? ¿Estamos realmente obteniendo
la diversión, los "deleites", la satisfacción íntima y duradera?
¿O estamos en cambio recolectando la miseria y la infelicidad?
De esto debe usted estar seguro: Cuando parejas se
casan van en busca de felicidad. Se casan porque piensan que
están enamoradas. (0 se casan porque tiempo atrás pensaban
estar enamoradas, y la ceremonia nupcial es para legalizar lo
que de otra forma sería una situación social desagradable -
un hijo sin padres legalmente reconocidos.)
El matrimonio es por lo tanto una clara admisión ante
todo el mundo, de que la pareja en cuestión ha encontrado
Foto:
Wide
World
A la derecha, un grupo de mujeres abarrotan la oficina municipal del
Registro Civil en Ciudad Juárez, México, para obtener divorcios
"al vapor' '.