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Todo acerca del BAUTISMO
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de concepción espiritual logren crecer en conocimiento y
gracia, vencer las tentaciones, desarrollarse espiritualmen–
te, hacer las obras de Cristo y perseverar hasta ·el fin, reci–
birán la inmortalidad; serán finalmente cambiados de mor–
tales a inmortales cuando Cristo regrese (1 Corintiós 15:53-
54).
Así que ser convertidos y recibir el Espíritu Santo de
Dios, es simplemente el
principio.
Entonces· empieza un
constante vivir bajo el gobierno de Dios - de acuerdo con
las leyes divinas, que expresan su voluntad. Ya no vivimos
según nuestra propia voluntad y deseo.
Una persona ni siquiera es concebida de Dios a menos
que pertenezca a Cristo (1 Juan 5:11-12). Y es de Cristo sólo
aquél que ha. recibido el Espíritu Santo (Romanos 8:9). Uno
ni siquiera es convertido - enge:ndrado espiritualmente -
ni está iniciado en el camino de la salvación final, sino y
hasta que recibe el Espíritu Santo (:}e Dios.
La cuestión es, entonces, cómo dar el primer paso para
convertirse en un cristiano -eórno empezar la vida cristia–
na que conduce a la vida eterna; esto es, en efecto, cómo ser
cambiado y recibir el Espíritu Santo de Dios.
"¿Qué haremos?"
Leamos el principio del Evangelio de Jesucristo, según
Marcos 1:15. Jesús dijo: "Arrepentíos y creed en el evange–
lio". Las primeras palabras que El pronunció en el comien–
zo mismo de su Evangelio, expresan las dos condiciones que
se requieren para ser un cristiano: arrepentimiento y fe.
Esas son las dos cosas que debernos cumplir. El arrepenti–
miento es hacia Dios. La fe es hacia Cristo. Arrepentirse
significa dejar de pecar, y el pecado es la transgresión de la
ley espiritual de Dios. Así que arrepentirse quiere decir
empezar a vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios.
Jesús dijo: "Creed en el evangelio". Y el Evangelio es el
cúmulo de buenas noticias acerca del Reino o g9bierno de
Dios, y como tal, implica obediertcia a las leyes, en este caso
a las leyes de Dios que expresan su voluntad; es el gobierno
por la voluntad de Dios, ya no según los deseos humanos.
Después de que Jesús hubo completado su ministerio
terrenal, después de pagar la pena por nuestros pecados en