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Un mundo secuestrado
Al parecer, no hay soluciones a la vista.
En una célebre facultad de derecho, un catedrático
pronunció un discurso de 30 minutos en el cual explicó que los
legisladores, los jueces y las cortes son incapaces de discernir
el bien y el mal en muchos de los intrincados problemas que se
presentan ante los tribunales. ¿PoR
QUÉ?
Vivimos en un mundo que tiene casi 6.000 años de
historia. Hoy lo vemos en un avanzado estado de civilización y
de sistemas sociales, pero es como entrar a una presentación
cinematográfica cuando la secuencia de acontecimientos ha
avanzado considerablemente. Al no entender qué es lo que ha
conducido al actual estado de cosas, uno se queda perplejo, sin
entender lo que está viendo. Si queremos ENTENDER lo que
está ocurriendo en el mundo y POR
QUÉ,
debemos remontarnos
unos 6.000 años atrás; tenemos que examinar los orígenes, las
causas, lo que ocurrió antes y produjo la confusión de nuestros
días. No hay otra manera de entender el presente y de mirar
hacia el futuro.
Panorama retrospectivo
Remontémonos hasta el origen de la vida y de todas las
cosas. No puede haber entendimiento del presente sin el
conocimiento correcto de los orígenes. No hay mayor causa
para la confusión actual que la falsa premisa, ahora universal–
mente aceptada en la educación moderna y en el conocimiento
hipotético: la teoría de la evolución.
He aprendido a lo largo de mi vida que los errores suelen
surgir de una falsa premisa aceptada a la ligera. El lente a
través del cual mira todo el pensamiento moderno es la teoría
de la evolución. Después de estudiar e investigar a profundi–
dad los postulados de la teoría de la evolución, comprobé a
satisfacción que es falsa. Quien prefiere creer en esta falacia
porque está actualmente de moda en la educación, no puede
entender ni tener una explicación racional de las condiciones
del mundo en el que vive.
He aprendido que la verdad original y fundamental es
revelada. Sin ella quedamos desprovistos del conocimiento
de la realidad. La evolución no puede explicar los
problemas ni las condiciones alarmantes en las que se
encuentra la humanidad. No se puede entender el propósito