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La Verdadera Historia de la Verdadera Iglesia
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de Cristianos; y aún de entre aquellos ancianos que se hallaban ya en las congregaciones de la Iglesia se
levantarían algunos que pervertirían la doctrina de Jesús pare asegurarse el que los "Cristianos" les siguieran.
Pablo instruyó al evangelista Timoteo en los siguientes términos: "Redarguye, reprende, exhorta con
toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo
comezón de oír"
- las congregaciones desearían oír y hacer lo que les placiera- "se amontonarán maestros
conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído se volverán a las fábulas"
(11
Tim.
4:3-4).
No solamente Pablo, sino también Pedro advirtió a las Iglesias que MUCHOS serían descarriados.
Falsos maestros que surgirían de entre los Cristianos traerían herejías "y MUCHOS seguirán sus disoluciones,
por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado"
(11
Pedro
2:2).
Judas, el Apóstol y hermano
de Jesús, tuvo que incluir en su epístola la severa amonestación de que todo Cristiano contendiese
ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos; PORQUE ALGUNOS HOMBRES HAN
ENTRADO ENCUBIERTAMENTE, los que desde antes habían sido destinados pare esta condenación,
hombres impíos, QUE CONVIERTEN EN LIBERTINAJE LA GRACIA DE NUESTRO DIOS, y niegan a
Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo ... Estos son los que causan divisiones, los sensuales,
que no tienen el Espíritu" (Judas
3-4
y 9)
Estos falsos maestros se introdujeron encubiertamente - profesando que venían en el nombre de
Jesucristo, y sin embargo negaron que Jesús es el Cristo, al rechazar la única señal que prueba que E1 es el
Mesías (Mateo
12: 39-40)
substituyéndola con la tradición de Viernes Santo y Domingo de Resurrección.
Convirtieron la gracia o perdón inmerecido de Dios, en licencia para desobedecer los mandamientos.
Judas dice que estos predicadores separaron primero a sus seguidores del cuerpo de creyentes.
Formaron sus propias iglesias y las llamaron las iglesias de Cristo. Pero dejaron de ser Cristianos verdaderos.
Juan vio el desarrollo de la misma apostasía. "MUCHOS falsos profetas (o predicadores) han salido por el
mundo... advirtió Juan. Profesaban ser los ministros de Cristo, venían en el nombre de Cristo; ¡pero eran
anticristos!
El Apóstol continúa: "Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, Y EL MUNDO LOS OYE.
Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios" --el que no le obedece- "no
nos oye"
(1
Juan 4:1, 5-6).
¿Se da cuenta del significado de estos versículos?
El mundo oyó y creyó la predicación de los falsos ministros. La minoría escuchó y creyó a los
apóstoles de Cristo. El mundo no creyó a los apóstoles. Por el contrario, aceptó a los FALSOS
PREDICADORES que se levantaron en la Iglesia. Advierta lo que sigue:
"...así ahora han surgido mucha anticristos ...Salieron de nosotros (dejaron la Iglesia) pero no eran de
nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron pare que se
manifestase que no todos son de nosotros" (I Juan
2:18-19).
Eso explica por qué hay tantas denominaciones hoy.
Juan escribió acerca de la misma condición en
11
de Juan 7: "Porque MUCHOS ENGAÑADORES han
salido por el
mundo...Cualquiera que se extravía, no persevera en la doctrina de Cristo,
no tiene a Dios"
Los falsos maestros que abandonaron la Iglesia verdadera "profesaban conocer a Dios" - pretendían
obedecer a Dios- "pero" le negaban "con los hechos...siendo abominables y REBELDES (desobedientes),
reprobados en cuanto a toda buena obra" (Tito
1:16).
Profesaban a Cristo y al Padre; pero rechazaban la
autoridad de Dios y su ley. Eran DESOBEDIENTES.
Reconocían que Jesús era el Cristo; venían en su nombre, profesando ser - los ministros de Cristo-–
pero rechazaron su mensaje.
Los verdaderos Cristianos
forzados a salir
Siempre que estos falsos ministros pudieron influenciar a la mayoría en una iglesia local, empezaron a
expulsar a los verdaderos Cristianos.
En la carta del Apóstol Juan a Gayo, leemos: "Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta
tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace
parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y
a los que quieren recibirlos se lo prohibe, Y LOS EXPULSA DE LA IGLESIA" (III Juan 9 y 10).