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El misterio de los siglos
Aunque al morir estamos muertos, no seguiremos muer–
tos para siempre. Los muertos ¡vivirán de nuevo! Leamos lo
que dijo Jesús: "No os maravilléis de esto; porque vendrá
hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz;
y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida;
mas los que hicieron lo malo, a resurrección de juicio [traduc–
ción correcta]" (Juan 5:28-29).
Todos rendiremos cuentas por lo que hemos hecho en
esta vida. Todo ser humano que haya vivido será resucitado
y tendrá que responder por sus actos.
Hemos explicado ya que el espíritu en el hombre por sí
mismo no ve, no oye ni piensa. El cerebro ve por medio del ojo,
oye por medio del oído y piensa facultado para ello por el
espíritu humano. Al morir, "el polvo vuelve a
la
tierra, como era,
y el espíritu vuelve a Dios que lo dio" (Eclesiastés 12:7).
El espíritu es el depositario de
la
memoria y del carácter.
Es como un molde, que conserva aun la forma humana del
muerto para que en
la
resurrección a juicio recupere el mismo
aspecto ñsico que tuvo en esta vida, así como el carácter que
desarrolló, y recuerde todo lo que tuvo en la memoria. Pero
mientras tanto, mientras dure la muerte, no hay conciencia:
"Nada saben" (Eclesiastés 9:5).
La enseñanza falsa más universal, acogida por casi todas
las
iglesias que se dicen cristianas (excepción hecha de
la
única y original Iglesia de Dios), es que TODOS están automá–
ticamente "perdidos"
a menos que profesen
a Jesucristo como
su Salvador, y que hoy es el
único
día de salvación. Pero la
verdad es que los seres aislados de Dios ¡TODAVÍA NO ESTÁN
SIENDO JUZGADOS!
Pocos ENTIENDEN el plan maestro de Dios. La sorpresa
del lector al conocer
la
verdad revelada en este libro no puede
ser tan grande como la que sintió el autor hace más de 58
años. El MUNDO ENTERO ha sido engañado,
tal
como
la
Biblia
lo profetizó. La persona engañada no se da cuenta del engaño.
¡No subestimemos a Satanás!
La humanidad, ¿aislada de Dios?
Mirando los males que se multiplican en el mundo hoy,
bien podría pensarse que el HOMBRE se ha aislado de Dios.
Pero el hecho es que fue
Dios
quien aisló al hombre de sí.