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El misterio de la civilización
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fundado sobre el rechazo a Dios, sobre la desobediencia a su
ley que define su camino de vida. Y el resultado ha sido el
cúmulo de males, dolores y penas en estos 6.000 años.
Dios había diseñado un plan maestro de 7.000 años para
lograr su extraordinario propósito. Asignó los primeros 6.000
años para que Satanás permaneciera en el trono de la tierra
y para que el hombre aprendiera por experiencia la amarga
lección de que el camino egocéntrico de Satanás, contrario a
la ley de Dios, conduce al dolor, el sufrimiento, la angustia y
la muerte.
Toda la humanidad ha caído bajo el engaño de preferir
el camino egocéntrico del "obtener".
Recordemos que el mundo no supo de la existencia de
Dios el Padre hasta que Jesús vino y lo reveló (Mateo 11:27).
El mundo, desde su fundación, estuvo aislado de Dios el
Padre. Jesús vino a reconciliar a los creyentes arrepentidos
con el Padre (Romanos 5:10).
Los comienzos de la civillzaci6n
Ahora veamos brevemente cómo se desarrolló la civiliza–
ción humana.
Dios creó a los primeros humanos como seres ñsica y
mentalmente perfectos. En el aspecto ñsico, no tenían afec–
ciones crónicas ni eran propensos a sufrir enfermedades.
Prueba de ello es el hecho de que Adán vivió 930 años. Y
durante casi 20 siglos, desde Adán hasta Noé, los hombres
llegaban aproximadamente a los 900 años de edad.
¡Imagínese! ¡El primer hombre vivió casi la sexta parte
de la historia humana desde la creación hasta hoy!
Adán y Eva tuvieron dos hijos, Caín y Abel. Cuando
crecieron, quizá en la adolescencia, Caín sintió envidia de su
hermano. Vedado el acceso al árbol de la vida, los hombres
estaban aislados de Dios, pero aun así el Verbo (el Eterno o
el Señor en castellano) le habló a Caín y le advirtió. Mas Caín
estaba siendo guiado por Satanás. El príncipe de la potestad
del aire lo impulsó hacia una actitud de resentimiento, ira y
hostilidad. Caín mató a su hermano menor, y cuando el
Eterno le preguntó dónde estaba, le respondió con una men–
tira. El primer hombre que nació se convirtió así, movido por
Satanás, en fratricida y mentiroso.