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El misterio
cte
los siglos
un gobierno organizado con más gente capacitada para gober–
nar bajo Él. Jesús dijo: "Edificaré mi iglesia" (Mateo 16:18).
La
Iglesia había de estar conformada por muchas personas
que serían llamadas para salir del mundo de Satanás a
fin
de
aprender
y
capacitarse para ocupar distintos cargos en el
gobierno bajo Cristo cuando Él venga a regir a todas las
naciones.
Jesús: Salvador espiritual
Jesús vino también como Salvador espiritual para, a su
debido tiempo, salvar al pueblo de Dios de sus pecados de
modo que pudiera
NACER
dentro de
la
FAMILIA DIVINA
(Mateo
1:21).
Recordemos que el acceso al árbol de la vida, símbolo del
Espíritu Santo, le fue negado a la humanidad desde
la
funda–
ción del mundo cuando Adán pecó. Lo que el mundo no
entiende es que Dios ha negado el acceso a su Espíritu
HASTA
QUE
el segundo Adán deponga a Satanás
y
restablezca el
gobierno de Dios en
la
tierra.
En cuanto a
la
humanidad en general, en tiempos del
pecado de Adán se decretó que los hombres murieran una vez,
y
luego, mediante
la
resurrección, vinieran a juicio (Hebreos
9:27).
El Espíritu Santo no fue dado al pueblo de la antigua
Israel. Como Dios llamó a los profetas para un fin especial
dentro de
la
preparación de la salvación humana, era necesa–
rio hacer una excepción
y
dotarlos del poder del Espíritu
Santo a fin de que pudieran cumplir su cometido.
De la misma manera, cuando Dios empezó a llamar a su
Iglesia por medio de Jesucristo, para cumplir una función
especial en los preparativos del reino
y
gobierno divinos sobre
todas las naciones, se hizo necesaria la misma excepción para
la Iglesia de modo que recibiera el poder del Espíritu Santo.
Dios definitivamente no dio a sus profetas el poder del
Espíritu Santo tan sólo para otorgarles la salvación. De igual
manera, Dios no llamó a los santos para que salieran de este
mundo únicamente con el fin de que obtuvieran su propia
salvación
y
la entrada a su reino. Si así fuera, Dios haría
acepción de personas, llamando a los pocos miembros de su
Iglesia ahora
y
negando la salvación a los demás.