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El misterio de la Iglesia
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Durante su ministerio en la tierra, Jesús anunció públi–
camente el futuro reino de Dios al tiempo que enseñaba y
preparaba a sus apóstoles.
Pero el público al cual predicaba
NO ESTABA SIENDO LLA·
MADO
a la salvación. Jesús solía hablarle en parábolas. ¿Por
qué? Para ocultarle el significado que sólo a sus apóstoles era
dado entender (Mateo 13:10-17). El plan de Dios, que se
cumplía paso a paso, no incluía salvar al mundo en ese
momento, y por una razón muy importante. Dios llamó
primero a su Iglesia para convertirla y transformarla en reyes
y sacerdotes bajo Jesús cuando Él venga a salvar al mundo
(Apocalipsis 5:10). Por consiguiente, gran parte de la verdad
se reveló a esa Iglesia que se estaba preparando para ayudar
a Cristo a salvar al mundo. Aún no había llegado el momento
de revelar estas verdades a toda la humanidad, si bien las
iglesias de este mundo enseñan todo lo contrario.
Tennina el ministerio terrenal de Jesús
Cuando Jesús terminó su ministerio terrenal ya había
completado los preparativos para la fundación de su Iglesia.
Había terminado la obra que vino a hacer como hombre.
Luego dio su vida en la cruz, llevando sobre sí la culpa
humana por nuestros pecados.
Entiéndase, sin embargo, que Cristo
no
tomó sobre sí la
culpa que corresponde a Satanás por los pecados del hombre.
Satanás, a quien corresponde la mayor parte de la culpa,
seguirá pagando su propio castigo por toda la eternidad.
El
FUNDAMENTO
de la Iglesia de Dios estaba sentado.
Cristo mismo es la cabeza y la principal piedra del ángulo, el
cimiento principal. Sus apóstoles, junto con los profetas,
formaron el resto de los cimientos.
Los apóstoles estaban ansiosos por
EMPEZAR
a proclamar
el mensaje del evangelio. Pero Dios en su sabiduría ha im–
puesto la prudencia y la paciencia, dando un solo paso a la
vez. Por eso les advirtió que
ESPERARAN:
"Quedaos vosotros
en la ciudad de Jerusalén,
HASTA
QUE
seáis investidos de
poder desde lo alto" (Lucas 24:49).
Diez días más tarde fue la fiesta anual de Pentecostés,
llamada originalmente el día de las Primicias (Números
28:26). ¡Aquel día vino el Espíritu Santo! ¡Aquel
día
SE FUNDó