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El misterio de los siglos
cuán gradual y cuidadosamente había que proceder. Tenía
que ser paso a paso.
Hombres justos como Abel, Enoc y Noé indudablemente
contribuyeron a la creación del REINO DE DIOS. Pero el Eterno
empezó a sentar
las
actuales bases de aquella FAMILIA SUYA
por medio del patriarca Abraham. Isaac, Jacob y José forma–
ron parte de esos fundamentos.
Luego, por medio de Moisés, Dios levantó a la nación de
Israel, la primera congregación o Iglesia de Dios. A aquella
Iglesia del antiguo pacto Dios le dio su gobierno, mas
no
su
Espíritu Santo. Los israelitas no estaban siendo engendrados
para convertirse en SERES DIVINOS. Sin embargo, Israel cum–
plió una función necesaria dentro del programa supremo de
Dios.
Durante aquellos años, Dios siguió llamando y prepa–
rando a sus PROFETAS para que formaran parte de los FUNDA–
MENTOS de su Iglesia.
La
Iglesia: la primera cosecha
¿Qué había de ser la Iglesia? La tercera de
las
fiestas
santas de Dios la representa como la que habría de producir
la PRIMERA COSECHA de seres humanos transformados en
SERES DIVINOS compuestos de espíritu. Reiteramos que la
Iglesia es el instrumento que Dios está preparando para
valerse de ella cuando Cristo venga a fin de cumplir el
maravilloso propósito de salvar a la humanidad y de reprodu–
cirse a sí mismo. La Iglesia está constituida por los hijos de
Dios ENGENDRADOS por Él (aún no nacidos). La Iglesia será
la cosecha de los primogénitos, los primeros nacidos de Dios
(Hebreos 12:23), siendo Cristo el primero entre muchos her–
manos. Esto sucederá cuando Cristo regrese con PODER y
GLORIA.
A lo largo de los años desde Abraham hasta Cristo, Dios
llamó a sus PROFETAS para que salieran del mundo de Sata–
nás; los engendró y preparó como los cofundamentos prelimi–
nares de la IGLESIA DE DIOS. Jesús mismo es el fundamento
principal.
Durante su ministerio terrenal de tres años y medio,
Jesús llamó, escogió y capacitó a los segundos cofundamen–
tos: sus 12 apóstoles.