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El misterio de la Iglesia
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en hijos de Dios, o sea convertirse en
SERES DIVINOS:
repro–
ducciones
de
Dios.
¡Cuán extraordinario e increíble es el plan para cumplir
tan excelso propósito! ¡Y cuán grande es el Eterno Dios que
lo diseñó!
Este plan maravilloso de Dios disponía necesariamente
que no se juzgara todavía a los hijos de Adán. Dios los dejó
solos, sabiendo muy bien que seguirían voluntaria y automá–
ticamente el camino satánico del "obtener".
Pero mientras tanto, no estarían sujetos a un juicio final
sino que estarían "recogiendo lo que sembraran". Llevarían
una vida de pecado, morirían y luego, al cabo de los 7.000
años del plan maestro, Dios los resucitaría en una resurrec–
ción especial para ser
JUZGADOS.
Cristo ya habría expiado los
pecados de ellos. Satanás habría sido depuesto, Cristo y el
reino de Dios habrían restaurado el gobierno divino en la
tierra y entonces aquellas personas podrían ser llamadas al
arrepentimiento y a la reconciliación con Dios para, con su
libre albedrío, convertirse en
SERES DIVINOS
también.
Por eso es que Dios ha mantenido al mundo en general
ENAJENADO
de Él,
tal
como su progenitor Adán se enajenó en
compañía de su familia humana.
Por qué ea un misterio para el mundo
En Romanos 11 el apóstol Pablo escribió lo siguiente por
inspiración divina: "Porque no quiero, hermanos, que ignoréis
este misterio"
(y
efectivamente, es un misterio para el mundo):
que este mundo, incluso sus "teólogos cristianos", está "endu–
recido" ...
HASTAQUE
se establezca el reino de Dios en la tierra.
Pablo continúa: "Pues como vosotros [cristianos] tam–
bién en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora
habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos,
así también éstos ahora
han
sido desobedientes, para que por
la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen
misericordia. Porque Dios sujetó a todos en desobediencia,
para tener misericordia de
TODOS".
En este punto Pablo exclamó: "¡Oh profundidad de
las
riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán
insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!"
(versículos 25, 30-33).