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El misterio de los siglos
Cristo". El Espíritu Santo es el espíritu de una mente sanada,
totalmente cambiada, una mente que ha dado media vuelta
en sus deseos, propósitos e intenciones.
El error del cristianismo tradicional
La "salvación" que se enseña en el llamado cristianismo
tradicional no convierte a la persona en otra diferente. Los
ministros y predicadores suelen decir que el que ha "recibido
a Cristo", "aceptado a Cristo" o "dado su corazón al Señor"
está salvo, que ya ha "nacido de nuevo". Es como si se
hubiera accionado un interruptor místico que enviará a esa
persona instantáneamente al cielo cuando muera.
La
muerte
en tal caso no sería literal, no sería real.
Sin embargo, esto no es lo que Dios enseña en la Biblia.
Dios enseña que así como en Adán todos mueren, también
"todos" vivirán de nuevo en Cristo mediante una resurrec–
ción. Hasta que esto suceda, Dios revela que los muertos
seguirán totalmente inconscientes.
Dios otorgó a
la
antigua Israel el conocimiento de su ley,
mas no su Espíritu. La mente de los israelitas no estaba
convertida ni cambiada; seguía siendo carnal. Y la mente
natural es enemistad contra Dios (Romanos 8:7). En la anti–
gua Israel no había conversión ni salvación. El capítulo 37 de
Ezequiel revela cómo los miembros de la antigua Israel reci–
birán el Espíritu de Dios, si así lo desean, en el juicio delante
del gran trono blanco.
El que reciba el Espíritu Santo y se deje guiar por él será
una persona cambiada. Su mente experimentará una renova–
ción. No era posible entender cabalmente la salvación mien–
tras Dios no hubiese revelado que el hombre tiene un espíritu
humano y que el Espíritu de Dios se puede unir con él. Todo
cristiano debe desarrollarse y crecer en gracia, conocimiento
espiritual y carácter divino.
Por qué fue llamada la Iglesia primero
Antes de seguir adelante quiero explicar en más detalle
por qué
la
Iglesia es llamada las primicias de la salvación. No
se trata de una discriminación contra los que aún no han sido
llamados, que son la mayor parte de la humanidad. Se trata
precisamente de poder llamar al resto del mundo a la salva-