Página 225 - Spanish

Versión de HTML Básico

El misterio de la Iglesia
211
notar que no se trata de ofrecer la salvación a las personas
en el mundo de Satanás, pues el mundo entonces será de
Dios. Será el mundo de mañana.
La parábola de los talentos (Mateo 25) recalca esta
misma enseñanza.
La
parábola del sembrador
La
parábola del sembrador en Mateo 13:1-9 enseña lo
mismo. Pero los discípulos de Jesús no la entendieron y le
preguntaron por qué hablaba a la multitud en parábolas
(versículo 10). A los discípulos, llamados a salir del mundo
para una comisión especial, Jesús respondió: "A vosotros os
es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos
no les es dado" (versículo 11).
Esta es otra prueba de que Dios no está llamando al
mundo para darle entendimiento y salvación ahora. Jesús se
dirigió al mundo, a los no llamados, en parábolas para ocul–
tarle el significado de sus palabras (versículo 13), pero explicó
la parábola a sus discípulos llamados (versículos 18-23).
Algunos llamados en esta era de la Iglesia oyen la palabra
de Dios cuando se les predica, mas no entienden, y Satanás
se lleva lo que se había sembrado en su corazón. Otros reciben
la verdad con alegria cuando la oyen, pero les falta profundi–
dad de mente y carácter y cuando viene la persecución se
ofenden y se van. Otros escuchan y responden en un princi–
pio, empero, la carga de ganarse la vida y los placeres del
mundo les impiden producir frutos ... como el que recibió
una mina pero no creció en conocimiento y carácter espiritua–
les.
De los demás llamados a salir del mundo y formar parte
de la Iglesia, algunos produjeron frutos espirituales que se
multiplicaban por 100, otros por 60 y otros por 30. Son salvos
por la gracia de Dios, pero en la otra vida dentro del reino
recibirán su recompensa o cargos de responsabilidad y poder
de acuerdo con sus obras. Esto es, recibirán su recompensa
según los frutos que den. Y dar frutos es algo
más
que leer
la Biblia, orar, ir a la iglesia o prestarse como voluntario para
algún servicio. Significa los "frutos del Espíritu", como vemos
en Gálatas 5:22-23: expresar más amor e interés generoso por
los demás; tener gozo, que es felicidad rebosante; estar en paz