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El misterio de la Iglesia
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significado del bautismo por el Espíritu Santo. Cristo dijo,
mediante el apóstol Pablo, que por un solo Espíritu somos
todos bautizados en un cuerpo: la Iglesia (1 Corintios 12:13).
La palabra
bautizar
significa "sumergir" o "hundir".
Los "pentecostales" creen erróneamente que
la
persona
es "salva", como dicen ellos, cuando recibe a Jesucristo como
su Salvador personal. Consideran que el "bautismo del Espí–
ritu Santo" con la manifestación del "don de lenguas" es
muestra del poder del Espíritu Santo. He tenido muchísima
experiencia con estas personas. Este "bautismo", como lo
llaman, parece aflojarles la lengua y piensan que están
"imbuidos de poder". En la práctica, esto significa el poder
para hablar de una manera emotiva y muchas veces jactan–
ciosa.
La
anterior explicación no cambiará a quienes ya estén
entregados al engaño, pero esperamos que ayude a otros a no
dejarse desorientar por esta "espiritualidad" emocional y
falsa.
El evangelio que muchos predican hoy
acerca
de Cristo
sostiene que basta "creer en Cristo", lo
cual
para ellos signi–
fica profesarlo como Salvador personal, y que con esto se es
salvo. Sin embargo, Marcos 7:7-9 muestra que muchos llegan
incluso a adorar a Cristo, pero en vano, porque no obedecen
los mandamientos de Dios, especialmente el del sábado, sino
que siguen las tradiciones de los hombres con las cuales
Satanás ha engañado a todo el mundo.
En Juan 8:30-44 Jesús dijo que los judíos que "creían en
Cristo" pero que no creían sus palabras ni guardaban sus
mandamientos eran hijos de su padre el diablo. En 1 Juan 2:4
vemos que el que diga conocer a Cristo como Salvador pero
que no guarda sus mandamientos es mentiroso y la verdad no
está en él.
Aquel primer día de Pentecostés se bautizaron unos
3.000 judíos procedentes de muchos países y que se habían
arrepentido sinceramente y habían creído a Cristo y su pala–
bra. Uno o dos días más tarde, después de que el apóstol
Pedro sanó a un cojo en
la
puerta del templo, se bautizaron
2.000 más. La nueva Iglesia creció no solamente sumando
nuevos miembros a medida que Dios los añadía, sino multi–
plicándolos.