Página 253 - Spanish

Versión de HTML Básico

El misterio de la Iglesia
239
pequeño remanente de la Iglesia de Dios original empezó a
cobrar nueva vida como la era de Filadelfia. Había llegado al
"tiempo del
fin".
Fue infundida de una nueva vitalidad espi–
ritual. Había llegado el momento de cumplirse
la
profecía
citada por Jesús en Mateo 24:14: "Será predicado este evan–
gelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las
naciones;
y
entonces vendrá el
fin".
Las verdades esenciales
que se habían perdido se fueron revelando
y
proclamando
poco a poco.
Esta era de Filadelfia se describe en Apocalipsis 3:7-13.
La
era de Sardis (versículos 1-6) estaba muerta espiritual–
mente, impotente para difundir el evangelio de Jesucristo.
Para entonces había perdido el conocimiento del verdadero
significado de ese evangelio. Sabía que la segunda venida de
Cristo estaba cerca, pero no sabía lo que iba a suceder
durante el milenio, fuera de que Cristo gobernaría.
Respecto de la era de Filadelfia de
la
Iglesia de Dios
leemos: "Al ángel de
la
iglesia ..." Esta palabra
ángel,
tradu–
cida del griego
aggelos,
significa "mensajero" o "agente". No
siempre se refiere a un ángel espiritual sino que también
puede significar un agente humano. Es posible que se aplique
aquí el principio de dualidad. La palabra se puede referir a
un verdadero ángel compuesto de espíritu que ha sido asig–
nado como agente general o ayudante para esta era de la
Iglesia, o también puede referirse al agente o mensajero
humano que Dios levantó para dirigir esta era de su Iglesia.
También se puede aplicar el principio de dualidad a los
versículos 7-13, los cuales pueden referirse a la Iglesia de esta
era en general
y
también al dirigente humano que Dios
levantó para dirigir esta era de su Iglesia.
Continuemos con el versículo 8: "Yo conozco tus obras;
he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta,
la
cual
nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has
guardado mi palabra,
y
no has negado mi nombre".
Esta era de la Iglesia había de producir fruto. A esta era,
o a su dirigente humano, Dios le había abierto una puerta. En
11 Corintios 2:12
y
en Hechos 14:27 vemos cómo Cristo abrió
la
puerta para que el apóstol Pablo llevara el evangelio a otros
países. Esta Iglesia, o su dirigente, tenía poca fuerza. Tam–
poco tenía gran poderío en el mundo de Satanás, pero sus