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El misterio de los siglos
inmortales resucitados y bajo la supervisión directa y perso–
nal de Cristo mismo.
Habrá también otra función importantísima dirigida
desde esta jefatura: la dirección de todas las iglesias locales
alrededor del mundo. Estas iglesias estarán compuestas de
personas que se habrán convertido, que habrán sido engen–
dradas por Dios al recibir su Espíritu Santo, aunque todavía
serán mortales.
El
milenio: conocimiento
y
superación
Los cristianos conversos en el milenio, al igual que los
convertidos en esta era, deberán seguir una vida de supera–
ción, de crecimiento y desarrollo espiritual (11 Pedro 3:18).
Felizmente, no tendrán que vencer a Satanás, pero sí tendrán
que vencer todos los malos impulsos, hábitos o tentaciones
que tengan en sí mismos.
Habrá una sola Iglesia, una religión, una fe, pero muchas
congregaciones en cada ciudad y otras dispersas por las zonas
rurales. Habrá superintendentes distritales, así como pasto–
res, ministros, diáconos y diaconisas en cada iglesia local.
Esto, pues, nos da una idea de cómo estará organizado
el mundo.
Esto muestra cómo se puede establecer - y de hecho se
establecerá - un supergobierno mundial en la tierra.
El propósito primordial de la Iglesia de esta era es
proveer una escuela de capacitación donde mediante la educa–
ción, la enseñanza espiritual y el desarrollo del carácter
divino, se prepare el personal que ha de llenar todos los
cargos al comienzo del maravilloso reinado milenial de Cristo.
Al cabo de mil años de gobierno divino en la tierra,
vendrá el juicio final.
Hemos mencionado en este libro que cuando el primer
Adán pecó, Dios vedó a la humanidad en general el acceso al
"árbol de la vida", símbolo del don divino del Espíritu Santo
y del engendramiento de la vida divina e inmortal, hasta que
Cristo (el segundo Adán) haya remplazado a Satanás en el
trono de la tierra y hasta que venga a reinar sobre todas las
naciones.
Mientras tanto, hemos hablado de cómo los profetas
fueron un prefundamento de la Iglesia de Dios. El apóstol