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El misterio de los siglos
Luego esta profecía habla del juicio ante el gran trono
blanco, cuando resucitará toda esta casa de Israel que tanto
pecó contra Dios.
La profecía continúa: "Profeticé, pues, como me fue
mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí
un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.
Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y
la
piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos
espíritu. Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de
hombre, y
al espíritu: Así ha dicho el Eterno el Señor:
Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muer–
tos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró
espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un
ejército grande en extremo" (versículos 7-10). Esto muestra
un regreso a la vida mortal, que se sostiene por
la
respiración
del aire (en hebreo, la misma palabra
rúaj
significa "espíritu",
"soplo" y "viento"),
tal
como en la primera vida, esto es, vida
mortal sin que la persona esté convertida espiritualmente.
Luego dice Dios: "He aquí yo abro vuestros sepulcros,
pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré
a la tierra de Israel" (versículo 12). Esta es la resurrección a
juicio delante del gran trono blanco. Todos los antiguos
israelitas resucitarán como seres mortales,
tal
como fueron en
la
primera vida. Entonces ¿qué?
"Y sabréis que yo soy el Eterno, cuando abra vuestros
sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y
pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar
sobre vuestra tierra; y sabréis que yo el Eterno hablé, y lo
hice, dice el Eterno" (versículos 13-14).
En otras palabras, en el juicio ante el gran trono blanco
después del milenio, la Israel del Antiguo Testamento resuci–
tará y "conocerá al Eterno". El conocimiento de Dios llegará
a ellos. Entonces los resucitados leerán esto: "Y allí os acor–
daréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que
os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a
causa de todos vuestros pecados que cometisteis. Y sabréis
que yo soy el Eterno, cuando haga con vosotros por amor de
mi nombre, no según vuestros caminos malos ni según vues–
tras perversas obras, oh casa de Israel, dice el Eterno el
Señor" (Ezequiel 20:43-44).