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El misterio del reino de Dios
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Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y
coherederos con Cristo ... para que juntamente con él seamos
glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del
tiempo presente no son comparables con la gloria venidera
que en nosotros ha de manifestarse" (versículos 14-18).
Continuemos: "Porque el anhelo ardiente de la creación
es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque
la creación [todos los soles, planetas, estrellas, lunas] fue
sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa
del que la sujetó en esperanza; porque también la creación
misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la
libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que
toda
la
creación [estrellas, soles y lunas ahora en estado de
descomposición e inutilidad] gime a una, y a una está con
dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también
nosotros mismos [los humanos engendrados por el Espíritu],
que tenemos
las
primicias del Espíritu [los poquísimos que
son llamados a la salvación ahora, los "primeros frutos"],
nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, espe–
rando la adopción [el nacimiento]" (versículos 19-23).
¡Qué maravillosa e increíble revelación de conocimiento!
¡No podría haber un pasaje más hermoso, más asombroso,
más revelador que éste! Es tan inconcebible que difícilmente
captamos su significado a la primera lectura.
Cité el versículo 29 de Romanos 8, el cual dice que
Jesucristo fue el primogénito entre muchos hermanos. En
Hebreos 1 vemos que Cristo, el primer humano que ha nacido
por una resurrección de la muerte, ha sido glorificado y ahora
sustenta todo el universo. Es el pionero que forjó el camino.
Cuando regrese a la tierra con poder y gloria, los que hayan
sido convertidos y hayan recibido el Espíritu Santo nacerán
en la familia de Dios mediante una resurrección. Entonces
todo el universo
será sujeto a ellos.
Luego, Romanos 8 nos muestra que si tenemos el Espí–
ritu Santo de Dios y somos guiados por él, resucitaremos a
la inmortalidad compuestos de espíritu en
la
familia de Dios,
tal
como Cristo cuando resucitó en el año 31 de nuestra era.
Ahora volvamos al versículo 19: "Porque el anhelo ar–
diente de la creación es el aguardar la manifestación de los
hijos de Dios". Esto ocurrirá después del momento de la