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El misterio de los siglos
¡Gobernaremos por toda
la
eternidad! Apocalipsis 21 y 22
muestran que no habrá dolor ni sufrimiento ni mal, porque
habremos aprendido a elegir el camino divino del bien. Será
una vida eterna repleta de realizaciones, en que siempre
tendremos la enorme felicidad de llevar a cabo nuevos proyec–
tos creativos y de mirar atrás las realizaciones con alegría por
lo alcanzado. Jamás nos cansaremos ni nos fatigaremos.
Viviremos para siempre, llenos de alegría, energía y vitalidad,
de exuberancia, fuerza y poder.
La Tierra, sede del universo
Por último, aun Dios el Padre vendrá al planeta Tierra
y establecerá aquí su trono sobre el universo. Nótese 1 Corin–
tios 15:24, que después de hablar de las distintas resurreccio–
nes dice: "Luego el fin, cuando [Cristo] entregue el reino al
Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda
autoridad y potencia".
En Apocalipsis 21:3 leemos: "Y oí una gran voz del cielo
que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres,
y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo
estará con ellos como su Dios".
Y luego en Apocalipsis 22:3: "Y no habrá más maldición;
y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos
le servirán".
Cuando habla de Dios y del Cordero, el Cordero repre–
senta a Cristo y Dios se refiere al Padre.
Por último, todos seremos uno. Dios el Padre y el Hijo
Jesucristo en nosotros, y nosotros unidos con ellos como la
única y suprema familia de Dios.
¡Cuán extraordinaria e inefable es la gloria de Dios y su
excelso propósito que ahora mismo se está cumpliendo! ¡Loor,
honor y gloria sean a Dios y a Jesucristo por siempre!
Completado el extraordinario plan maestro de 7.000
años, revelado por fin el gran misterio de los siglos, y con la
renovación del vasto universo y la eternidad ante nosotros,
llegamos por fin al ...
COMIENZO.