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Los ángeles
y
los espíritus malignos
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que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuri–
dad, para ser reservados al juicio; y si no perdonó al mundo
antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con
otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los
impíos ..." Las palabras
arrojándolos al infierno
en el ver–
sículo citado arriba son la versión castellana traducida del
verbo griego
tartaróo,
palabra que no aparece en ningún otro
pasaje de la Biblia. El sustantivo
tártaros
significa un lugar
o condición de restricción.
Estos versículos muestran que el pecado universal trae
destrucción universal a la tierra. El pecado de la antigüedad,
que culminó en tiempos del diluvio, fue un pecado universal
que se extendió por toda la tierra. "Y estaba la tierra
llena
de violencia ... porque
toda carne
había corrompido su ca–
mino sobre la tierra ... porque la tierra está
Uena
de violen–
cia ..." (Génesis 6:11-13). "Pero Noé halló gracia ante los
ojos del Eterno ... Noé, varón justo, era perfecto en sus
generaciones; con Dios caminó Noé" (versículos 8-9). Todo el
mundo había pecado, toda la tierra.
Solamente Noé
"caminó
con Dios". Por lo tanto, el diluvio destruyó
toda la tierra,
a
todos menos Noé y su familia.
La homosexualidad y demás pecados de Sodoma y Go–
marra se habían extendido por todo el territorio de estas
ciudades, y la destrucción física abarcó toda aquella zona. El
pecado de los ángeles se extendió por toda la tierra, y asi–
mismo la destrucción física fue mundial. (Y hay razones para
creer que afectó todo el universo, como explicaremos en el
capítulo
VII.)
Los versículos citados arriba sitúan el pecado de los
ángeles
antes
de los pecados de la antigüedad que comenza–
ron con Adán, o sea
antes
de la creación del hombre. ¡Esta
es una sorprendente revelación de una fase del misterio!
Los ángeles habitaron la tierra
antes
de la creación del
hombre.
La Biblia revela en Isaías 14 y Ezequiel 28 que Dios
colocó al arcángel Lucero sobre un trono en la tierra. Lo puso
allí como gobernante de todo el planeta. Dios quería que este
querubín rigiera la tierra administrando el gobierno divino. Y
efectivamente, ese gobierno de Dios se administró en la tierra
hasta la rebelión de los ángeles pecadores.