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El misterio del hombre
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Veamos ahora Génesis 1:1-2: "En el principio creó Dios
los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía,
y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo".
Las palabras hebreas traducidas como
desordenada
y
vacía
son
tohu
y
bohu,
que significan "asolada, arruinada,
deteriorada". La palabra
estaba
también se traduce como
se
volvió
en Génesis 19:26. Así, después de quizá millones de
años, todo se había convertido en una superficie oceánica y
la luz se había convertido en tinieblas por obra de
la
iniqui–
dad de los ángeles.
Quiero intercalar aquí un principio bíblico dentro del
contexto inmediato. Isaías nos da la siguiente instrucción:
"¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender
doctrina? ... Porque mandamiento tras mandamiento, man–
dato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea,
un poquito allí, otro poquito allá" (lsaías 28:9-10.) La mayo–
ría de las personas que pretenden aplicar este principio de la
comprensión bíblica toman cada "poquito" fuera de su con–
texto y lo interpretan a su manera.
La Santa Biblia es un libro singular, único. El hecho de
que sus verdades se revelen "un poquito allí, otro poquito
allá" significa que es un libro codificado que no había de
entenderse hasta el actual tiempo del fin, tal como explicamos
en otra parte de este libro. Quienes han pretendido leer
la
Biblia directa y continuamente desde el principio, han que–
dado desconcertados. Muchos terminan por alzar los hom–
bros y decir, como dije yo alguna vez: "Sencillamente no
la
entiendo". Por eso alguien dijo de
la
Biblia que es "el libro
que nadie conoce". Como hemos explicado ya, la Biblia es
como un rompecabezas. El panorama completo no aparece
hasta que se hayan unido las distintas piezas correctamente.
Otros pasajes de las Sagradas Escrituras traen informa–
ción relacionada directamente con el capítulo primero del
Génesis.
Ahora
ENTENDAMOS
los antecedentes. Génesis 1:1: Dios
creó los cielos y la tierra. Ya hemos visto, en el capítulo
11
de
este libro, que los cielos (o sea el universo) y
la
tierra fueron
creados después de los ángeles. Los ángeles puestos en la
tierra no completaron
la
creación de nuestro planeta mejo–
rándolo, desarrollándolo y embelleciéndolo, sino que lo asola-