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Cómo solucionar sus problemas de finanzas
nosotros
los que convertimos a Dios en socio nuestro. Por el
contrario, es DIOs quien, desde el principio, hizo a todo ser
humano su socio en todo lo que éste gana o produce. ¡Y nada le
DAMOS a Dios cuando pagamos el diezmo!
No PODEMOS DAR LO QUE NO ES NUESTRO para que lo
demos. El diezmo PERTENECE ADIOS.
Recuérdese que TODO le pertenece a Dios, no solamente
una décima parte de nuestros ingresos sino TODO. El Eterno no
nos da NI UNA SOLA PARTE de lo que se produce HASTA que le
paguemos
su diezmo, su PARTE de las utilidades de la
sociedad. Si dejamos de PAGAR la primera décima de cada peso
que ganamos, entonces NADA de lo que recibimos y manejamos
nos pertenece y, de hecho, TODO lo hemos ROBADO a Dios.
Entendámoslo bien. Si dejamos de pagar la primera
décima a Dios, tal como El lo ordena, somos culpables de
ROBAR cada moneda, cada peso, dólar, franco o escudo que
creemos haber ganado. ¡NADA de eso es nuestro! No sólo
robamos el diezmo que dejamos de pagar, sino que jROBAMOS
LAS 10 DÉCIMAS! Eso es DESFALCO. Es ROBO.
En realidad, NADA de lo que es producido o extraído de la
tierra del Creador viene a ser NUESTRO ...
hasta que,
con toda
honradez, le hayamos pagado a Dios la décima requerida.
Dios es nuestro sociO. El es dueño de la tierra, así como
de las fuerzas y energías que en ella hay. El nos
permite,
en
tanto trabajemos como su socio, laborar la tierra de su
propiedad y utilizar sus fuerzas y energías, pero en los
estatutos de la sociedad está establecido que El recibe la
primera décima; y luego nos da a nosotros el resto, es decir, las
nueve décimas restantes. Cuando no pagamos esa décima,
jROBAMOS A NUESTRO SOCIO! Y entonces, Dios no continuará
cumpliendo su parte, que consiste en bendecir y hacer
fructificar los esfuerzos nuestros.
Comprendido esto, no necesitamos preguntar por qué no
hay nada que acose tanto a las familias de hoy como la
preocupación de si sus ingresos les alcanzarán para vivir.
Este es realmente un problema en la
vida cristiana.
Una
parte de la vida cristiana, de crecer en fe y en gracia, es
triunfar: poder superar esa difícil situación económica.
A
decir verdad, estas dificultades económicas de nuestro
mundo "cristiano" fueron previstas en una notable profecía.