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Cómo solucionar sus problemas de finanzas
EL ES DUEÑO DE TODO. Nada nos pertenece a nosotros. Así
pues, siendo Dios el DUEÑO legítimo de nuestros ingresos, HIZO
UNA LEY respecto al uso y la distribución de los mismos. En
virtud de ser el Creador y Sustentador de la Tierra y de todo
cuanto en ella hay, Dios es el REGENTE y el LEGISLADOR
SUPREMO.
La LEY de Dios tocante a lo que ganamos es, en realidad,
un TRATO que El hace con nosotros. El nos permite trabajar en
LA TIERRA DE SU PROPIEDAD, utilizar una.parte de ésta
O
lo que
hay en ella, así como las fuerzas y energías creadas. Podemos
extraer del suelo comestibles, minerales, metales, maderas,
petróleo, carbón, etc., o bien elaborar lo que otros han
extraído de la tierra; luego podemos hacer manufacturas,
distribuirlas, invertir, comprar y vender, etc., a cambio de
algo.
Y
así, resulta que TRABAJAMOS EN SOCIEDAD CON DIOS.
El agricultor puede sembrar la semilla, labrar la tierra y
laborar para hacer crecer los alimentos. Pero, ¿QUIÉN propor–
cionó la TIERRA? ¿QUIÉN creó los procesos de vida que hacen
germinar la semilla? ¿Quién hace que las plantas absorban
minerales y vitaminas del suelo y que crezcan hasta dar
legumbres, granos o frutas? ¿Acaso logra el hombre esta parte
del crecimiento de los productos con que se alimenta?
Cuando nos detenemos a considerar estas cosas, vemos
que el Creador suministra aproximadamente el 90 por ciento
de todo lo que el hombre produce.
Y
las ideas del hombre, sus
planes y su trabajo suplen solamente alrededor del 10 por
ciento. Sin embargo, Dios no se adjudica el 90 por ciento de los
ingresos o ganancias; ni siquiera se toma un 80, un 70 ni un 20
por ciento. Dios es GENEROSO. Se reserva para su uso apenas
una décima parte de lo que se produce o se extrae de su tierra
mediante la energía y las fuerzas que El creó.
Dios toma solamente UNA décima parte.
Y
ha decretado
que
después
de que hayamos PAGADO a sus representantes
escogidos esa décima que le corresponde a El, entonces- YNO
ANTES - las otras NUEVE décimas pasan a ser legalmente
NUESTRAS.
¡EsTA ES LA LEY DE DIOs! Ni un céntimo de lo que ganamos
o producimos es nuestro. Tono pertenece a Dios para que El
haga con ello lo que mejor le parezca. Empero, por ley, Dios ha
ordenado que después de que paguemos con toda honradez la